Gran Canal Interoceánico por Jorge Luis Ubertalli Ombrelli


Sueño cumplido y via hacia el socialismo nicaragüense


                                  A tia Nori, que nos dejó un 18 de diciembre
                                        A los Cinco Héroes antiterroristas cubanos, recientemente liberados de  las cárceles de EE.UU. merced a la lucha de millones de hermanos

El próximo 22 de diciembre se dará el puntapié inicial en la construcción del Gran Canal Interoceánico de Nicaragua Libre, reinicio del juego por la liberación nacional y social del país, saqueado y humillado en su tierra y pueblo por las ambiciones de grandes potencias, EE.UU. la principal, que pretendían unir los dos océanos con un brazo acuático tinto en sangre nicaragüense.
Una inversión de 50 mil millones de dólares del grupo chino HKND Group, asociado a empresas holandesas, belgas, australianas  y rusas, entre otras, hará posible que en cinco años se erija este Canal, que Nicaragua Libre controlará, en 51 años, con el 51% de las acciones. Estudios fácticos llevados a cabo durante 18 meses y a un costo de 401 millones de dólares, oblados por el grupo chino, desecharon varias vías alternativas a la que al fin se aprobó, y que unirá Brito, en el Pacífico, con Punta Gorda,  en el mar Caribe, en un trayecto de más de 270 kilómetros de los cuales 105 recorrerán el Gran Lago de Nicaragua o Cocibolca. La obra, que incluirá dos puertos de aguas profundas construidos a 7 kilómetros de las costas en previsión de posibles maremotos, constará de un aeropuerto internacional situado en el norte de Rivas, zonas francas en donde se erigirán industrias de todo tipo, plantas eléctricas, infraestructura vial -600 kilómetros de rutas ya consolidadas-, de comunicaciones y un complejo turístico. Un oleoducto unirá también ambos océanos y se anunció que en la construcción se movilizarán 4,7 mil millones de metros cúbicos de tierra, en un 70% ubicadas en el mar Caribe, aprovechables para siembras y proyectos agropecuarios de todo tipo. Doscientos cincuenta mil empleos, directos e indirectos, insumirá la obra a inaugurarse en el 2019, cuya construcción no afectará manglares ni reservas ecológicas ni comunidades originarias ni al mismo lago Cocibolca, en el que no se utilizará ningún tipo de explosivo para erigir la infraestructura del emprendimiento. Por su cauce de entre 230 y 530 metros de ancho y de 26 a 30 metros de profundidad podrán navegar buques de 400 mil toneladas y superpetroleros de 320 mil toneladas, que tardarán 30 horas en cruzar de un océano a otro. Se calculan en 5.000 los buques que cruzarán cada año por este Gran Canal, que insumirá el 5% del tráfico mundial cuando comience a funcionar.
La historia cobra su partida
Diversas provocaciones y calumnias, protestas en el mismo país y en el exterior y hasta visitas frustradas de tribunos de la gusanera cubano -americana, como la congresista Ileana Ross-Lethinen y su homólogo en cuerpo y alma oscura Marco Rubio que intentó en junio pasado ingresar al país pinolero para dar clases de “democracia”,  se urdieron o fueron manipuladas para frustrar el viejo sueño nica del canal propio, siempre codiciado por ajenos interventores de bayoneta y aeroplanos.(ver, del autor, “Anchuras de Nuestra América….”, 13 de agosto del 2013, www.es.lapluma.net/). Pero de nada sirvieron. Los nicaragüenses tendrán su Canal, y lo financiará un chino, similar a aquellos miles que murieron como gusanos en la erección del Ferrocarril de Panamá en 1856 y luego en la construcción del Canal de Panamá, iniciada por los franceses y culminada por los yanquis…un simple chino- ahora tan poderoso como su Estado, la República Popular China- como aquel que oficiaba de sirviente entre los prósperos y generosos personajes de la serie Bonanza…

En 1502 Cristóbal Colón llegó a Nicaragua y bautizó a un cabo como Gracias a Dios porque su buque se salvó de naufragar en una tormenta. Veintiun  años más tarde, dos enviados del dios mamón, Gil González Dávila y su par Andrés Niño se aventuraron en Nicaragua en la búsqueda de un “enigmático estrecho” que uniera los dos océanos. “Los más ávidos y feroces conquistadores de la época (…) se hicieron presentes en Nicaragua con el propósito de sumar a sus tristemente gloriosas hazañas y riquezas la del descubrimiento del ‘Estrecho dudoso’” .(…) “El descubrimiento y la conquista de Nicaragua están estrechamente ligados-como lo está en buena parte su propia historia-a la probabilidad que presta su situación geográfica para la comunicación interoceánica” . (“Raíces Indígenas de la lucha anticolonialista en Nicaragua”, Jaime Wheelock R., Siglo XXI Editores, 1974). Como buen codicioso y gracias al dios de la astucia y la manipulación, secundado por sus presuntos representantes en la Tierra, Gil González Dávila pudo obtener del cacique Nicaragua tal cantidad de oro, que el mismo originario le preguntó para qué quería tanto tan poca gente. Luego siguió su derrotero en cuanto a hallar “grandes lagunas que juntaban el agua de los mares” y halló a Diriangén, que primero le obsequió oro y luego garrotazos y flechazos un 17 de abril de 1523. El mismo regalo le hicieron al poco tiempo los seguidores del cacique Nicaragua, lo que hizo al conquistador huir del país hacia el Darien (Panamá). Pero otros, similares a su hombrura de bien y enterados de su periplo, intentaron seguir sus pasos. Pedrarias, desde el Darién, que envió a Francisco Hernández de Córdoba  y Hernando de Soto, Hernán Cortés, desde Mejico, que envió a Pedro de Alvarado y Cristóbal de Olid, y Diego de Velázquez, gobernador de Cuba y las Antillas, coincidieron en Nicaragua con Gil González en depredar, saquear, superexplotar, humillar  y asesinar de todas las formas posibles, incluída la quema en vida de sacerdotes y médicos, a miles de originarios, y a enviar a otros cientos a morir en las minas del Perú o las plantaciones del Caribe. El canal que uniría los dos océanos, norte de estos devotos del pillaje, se tiñó de sangre y cenizas, aún cuando los buenos hijos de la tierra de Diriangén, Ariact, Tenderí  y otros resistieron cuanto pudieron.

Si bien España buscó el canal que uniera ambos océanos desde el Pacífico, otros, en el mar Caribe, no le fueron en zaga. La pulcra Inglaterra hizo su aparición en la Costa Atlántica nicaragüense allá por el siglo XVII, a través de piratas y bucaneros, primero, de compañías puritanas de explotación ajena, después, y de cañoneras que respaldaban a “reyes” indígenas coronados en Inglaterra, poco más tarde. Drake, Oxenham y otros, piratas de renombre que “robaban para la corona” y para ellos, descubrieron a inicios del siglo XVII que la costa Caribe de Nicaragua era segura para resguardarse hasta que llegara el momento de ataque y abordaje de barcos españoles. En 1629, en la misma Inglaterra, prominentes personajes que influían en el Parlamento inglés como John Pym, Robert Rich, el conde de Warwick (primer traficante de esclavos en el sur de EE.UU.) y el mismo Carlos I de Inglaterra, luego liquidado por el  también puritano y socio de la Compañía Cronwell, , sentaron las bases de la que se llamó Old Providence Company, o Vieja Compañía de la Providencia. La Cia., a quienes el rey Carlos I le había concedido la explotación de tierras que se extendían desde el norte de Ecuador hasta La Florida, incluida Cuba, envió su primer buque con colonos a la isla de Santa Catalina (descubierta por Colón en 1527 y rebautizada como Providencia por los ingleses) ese mismo año 1629, ante la pérdida de poder político-económico de España, que se inició prácticamente en 1598 con la muerte de Felipe I, y en el marco de la expansión hacia el oéste (“Western Design” o “Proyecto Occidental”) planeado por Cronwell, que incluyó la fundación de Jamaica. A la isla llegaron colonos, que fueron recibidos por el pirata holandés Abraham Blauveldt, que operaba en esa zona utilizando la isla como escondrijo, y que más tarde fundó Bluefield, cuyo nombre significó una paráfrasis inglesa de Blauveldt. Si bien la Old Providence  Co. se creó con el fin de instalar colonos puritanos que labrarían la tierra, se transfiguró enseguida  como guarida de corsarios y piratas, que eran quienes alimentaban las panzas de sus integrantes, entre ellos el ya nombrado conde de Warwick, y en avanzada de la Corona en la zona. Utilizando los conocimientos de Blauveldt de los indígenas costeños, luego denominados miskitos, los ingleses enviaron en 1632 a Europa por tres años al hijo del cacique de la cofradía, que volvió a la Costa Atlántica hecho un señorito inglés con el nombre de Old Man I (Hombre Viejo I), dando inicio a una dinastía de opereta que recién culminó a fines del siglo XIX, luego de concesionarle  tierras a extranjeros que, sin dejar de ser risueñas, despertaron la ira de los nicaragüenses, quienes recién formalmente recuperaron la Costa Atlántica en 1860, y definitivamente en 1893. Mucha agua sucia corrió por los canales de la felonía británica, primero, y norteamericana, después, en la Nicaragua atlántica/caribeña. Felonía homicida, interventora y saqueadora  que siempre tuvo en cuenta un mismo objetivo: la construcción del famoso canal interoceánico.( ver “Los Puritanos en la Mosquitia: 1630-41” de Donovan Braugtigam-Beer y “Una Compañía Puritana en la Mosquitia” de William Sorsby, en “ Revista Cultural Nicarahuac”, octubre de 1982, Año III, Número 8, Managua, Nicaragua)
Cuando EE.UU. comenzó su aventura imperial en Nuestra América, debió dirimir con Inglaterra  la posesión de territorio ajeno: Nicaragua, que se había independizado de España en 1821. La creación del reino miskito por Inglaterra (siguiendo la antigua estrategia de la Indirect Rule o Administración Indirecta), con la ayuda de pastores moravos que contribuyeron a hacerles creer a los miskitos que eran súbditos ingleses, fue acompañada de acciones indirectas, como la pretensión de establecer un Protectorado Británico en la “Mosquitia” que fue anunciado por el funcionario Lord Palmerston a Nicaragua y Honduras en 1845, anuncio que coronó el bloqueo naval a los puertos nicaragüenses por una supuesta reclamación de dos súbditos británicos. Posteriormente tropas inglesas ocuparon el puerto de San Juan del Norte, en donde Nicaragua había fincado su soberanía, conjuntamente con tropas del “rey mosco”, y lo rebautizaron como Greytown. Ese mismo año remontaron los ingleses y “moscos” el rio San Juan, tomaron la localidad de San Carlos e impusieron al gobierno de Nicaragua el “Convenio de la isla de Cuba (lago de Nicaragua) el 7 de mayo de 1849”…Ese mismo año, el ministro plenipotenciario de Nicaragua en Inglaterra, Francisco Castellón y mr. William Weechwrigth,  firmaron en Londres un contrato mediante el cual Inglaterra proveería de técnicos e ingenieros para construir un canal bajo su dominación, que no llegó a concretarse debido a presiones norteamericanas.( ver sajurin.enriquebolanos.org, digitalizado por la Fundación Enrique Bolaños de Nicaragua) “Detrás de estos acontecimientos estaba el renovado interés del gobierno inglés por la posibilidad canalera, lo que hizo entrar a los Estados Unidos en la contienda” (ver “El Desafío Indígena en Nicaragua- El caso de los Miskitos” de Jorge Jenkins Molieri, Editorial Vanguardia, Managua, Nicaragua, 1986- página 96 en adelante. “…la cuestión canalera”). Y así fue.
 El descubrimiento de oro en California a mediados del siglo XIX llevó a los corsarios económicos yanquis a emprender aventuras interoceánicas.  El 2 de agosto de 1849 la empresa norteamericana Américan Atlantic and Pacific Ship-Canal Co. firmó un contrato de canalización con Nicaragua, que no llegó a concretarse, a instancias del Ministro Plenipotenciario de EE.UU , George Squier, quien suscribió con el gobierno nicaraguense el 23 de septiembre un tratado de amistad, comercio y navegación, con la intención de asegurarse un espacio para la construcción del canal y dejar a Inglaterra fuera del juego.  Un año antes se había descubierto oro en California y en ese marco comenzó a operar la empresa norteamericana Accesory Transit Co., presidida por Cornelius Vanderbilt, que cubría el trayecto Nueva York –San Juan del Norte, en el Caribe nicaragüense, recorría luego el rio San Juan y el Lago Cocibolca hasta Rivas, de ahí proseguía la travesía en carretones y mulas hasta San Juan del Sur, en el Pacífico, para luego remontar hacia California. Las cañoneras y diplomacia yaqui que respaldaron la empresa de Vanderbilt, en el marco del conflicto con la “mosquitia” inglesa, llevaron a EE.UU. e Inglaterra a firmar en abril de 1850 el Tratado Clayton- Bulwer, mediante el cual ambos países renunciaban a la exclusividad de construcción del canal en una Nicaragua que protestaba y denunciaba los tejes y manejes de unos y otros sin obtener resultados.

Los yanquis y el canal
Aunque el Tratado Clayton-Bulwer neutralizó formalmente las ambiciones anglo-norteamericanas de construir el Canal, las contradicciones entre ambas potencias y entre los mismos integrantes de la Compañía Accesoria del Tránsito – algunos de ellos auspiciaron a Walker, del cual enseguida hablaremos, contra Vanderbilt- trajeron indecibles sufrimientos a los nicaragüenses. Aprovechando las luchas intestinas de Nicaragua entre conservadores, cuyo centro geográfico era Granada, y liberales, afincados en León, aparecieron en escena los filbusteros sureños norteamericanos Byron Cole y su homólogo, el tenebroso y ultrarreaccionario racista William Walker, a quienes siguieron racistas yanquis, prusianos, y otros soldados de fortuna.  Los liberales, denominados democráticos y partidarios en general de la construcción del canal interoceánico por los EE.UU., confrontaban con los legitimistas, partidarios de Gran Bretaña y la Iglesia. Los primeros, para combatir a los segundos, pidieron ayuda a los filbusteros esclavistas norteamericanos, que arribaron al país por primera vez, en el marco del pacto Byron Cole- Castellón,  en mayo de 1855, con Walker a la cabeza, quien ansiaba anexar Nicaragua a los EE.UU. El año anterior el buque Cyane de la Armada norteamericana había destruido la ciudad de San Juan del Norte en su disputa con la “mosquitia” inglesa. Las hordas de Walker ocuparon León, destruyeron más tarde Granada  y en las tres “expediciones” que hicieron fueron acogidos por público y funcionarios norteamericanos como adelantados del “Destino Manifiesto”, que ponía a EE.UU. por encima de los indolatinoamericanos.  Walker llegó a ser ‘coronel’, ‘comandante’ del ejército de Nicaragua y al final ‘presidente’ de la República. Desde sus “mandatos” reestableció la esclavitud  e impuso el idioma inglés como obligatorio en el país ocupado, que vió a miles de sus hijos combatir, como Andrés Castro y los indios flecheros matagalpinos que liquidaron a Byron Cole en la batalla de la Hacienda San Jacinto, y morir en el marco de la contienda fratricida y la intervención extranjera. Al fin Walker se enfrentó con Vanderbilt ( a quien había confiscado naves), con las repúblicas de Honduras, Guatemala, El Salvador y Costa Rica y en su última expedición fue apresado y fusilado el 12 de septiembre de 1860 en Honduras. Ese mismo año el Tratado de Managua terminó con la dominación formal inglesa en la Costa Atlántica, aunque la influencia de los británicos se mantuvo en la denominada Reserva Miskita, cuya primera Constitución Municipal de 1861 fue elaborada con la asesoría de autoridades y comerciantes ingleses y jamaiquinos. “Esta Constitución era casi copia fiel de las mismas leyes inglesas que anteriormente regían para el territorio” y que autorizaban a los nuevos “caciques”, antes “reyes”, a enajenar gran parte del territorio en condiciones leoninas a empresas forestales, mineras y comerciales. (J.J.Molieri- página 105).
Corría 1881 cuando, siempre acorde con la estrategia yanqui –canalera en Nicaragua, el presidente de EE.UU., Rutheford Hayes declaraba: “ La política de este país es la construcción de un canal bajo control de los Estados Unidos”. Sus objetivos “básicamente eran los siguientes: 1) La Construcción de un canal interoceánico, cuya necesidad se había evidenciado a partir de 1850 con el tránsito por Nicaragua de los buscadores de oro que iban a California; 2) La ubicación estratégica en términos político-militares de las costas orientales de Nicaragua, situadas de frente a El Caribe; 3) La abundancia de riquezas naturales en el territorio” (Fielding,John, “La Diplomacia norteamericana y la reincorporación de la Mosquitia” en Molieri, página 106).
El 11 de julio de 1893, José Santos Zelaya se erigió en presidente de Nicaragua y al año designó al periodista y militar Rigoberto Cabezas Figueroa para tomar por la fuerza la Costa de Mosquitos, actual Costa Atlántica de Nicaragua, todavía en los hechos regenteada por Inglaterra. Zelaya se alió con otros países centroamericanos y consideró la posibilidad de construir un canal interoceánico en Nicaragua, pero como EE.UU. había planeado ya construir el canal en Panamá, entró en negociaciones con empresas francesas, inglesas y alemanas para construir la via acuática en su país, lo que aparejó la bajada del pulgar de los yanquis. Consecuentemente, Zelaya había impulsado la educación laica, sometido a la Iglesia, tanto católica como morava, al Estado, construido el ferrocarril mediante un empréstito concedido por una empresa inglesa y otras obras de infraestructura, y defendido de alguna manera la soberanía del país. Debido al fusilamiento de dos mercenarios norteamericanos que quisieron dinamitar un buque, Zelaya se enfrentó con los EE.UU. El Secretario de Estado norteamericano, Philander Knox, asesor legal y consejero de Buchanan, su dueño,  de la empresa minera Rosario Mining Co.,  de la cual el cipayo Adolfo Diaz había sido contador jefe, envió una nota a Zelaya donde, entre otros conceptos, se vertía: “…Es notorio que desde que se firmaron las convenciones de Washington de 1907, el presidente Zelaya ha mantenido á Centroamérica en constante inquietud y turbulencia(…) Es igualmente notorio que, bajo el régimen del presidente Zelaya, las instituciones republicanas han dejado de existir en Nicaragua, excepto de nombre; que la opinión pública y la prensa han sido estranguladas y que las presiones han sido el precio de toda demostración de patriotismo…”. Esta declaración se concatenaba con el apoyo de EE.UU. a una “revolución” conservadora que había estallado en Bluefields, y que terminó con el gobierno zelayista. Zelaya, en carta a Knox fechada a principios de 1910, a poco de su renuncia, denunciaba que desde 1907 el gobierno de los Estados Unidos, conjuntamente con Estrada Cabrera, presidente de Guatemala, era un “enemigo poderoso”. Y señalaba: “Los Estados Unidos, cuyo imperialismo es ya demasiado famoso, desde hace tiempo venían persiguiendo ejercer allá un protectorado y apropiarse principalmente de la faja del Canal por territorio nicaragüense, para lo cual no encontraban facilidades para con el presidente Zelaya, puesto que este exigía, ante todo, que se garantizase la soberanía de Nicaragua y, además, una cantidad correspondiente á la importancia de la concesión” (“Instituto de Estudios del Sandinismo- Pensamiento Antiimperialista en Nicaragua – antología, Editorial Nueva Nicaragua, junio de 1982, , página 73 en adelante- “La Revolución liberal intervenida…”). Otra vez el Canal y sus intrigantes propulsores provocaban un cisma en la vida política nicaragüense, además de una intervención directa de los marines yanquis….que si bien se hallaban enfrentados con Inglaterra, actuaron juntos cuando las circunstancias lo aconsejaron. En agosto de 1894, a un año de asumido Zelaya, fueron apresados once súbditos ingleses y dos norteamericanos que habían participado en disturbios contra el gobierno. “Por este hecho, Inglaterra exigió una indemnización de 11.500 libras esterlinas a Nicaragua que al no ser pagadas motivaron que fuerzas navales inglesas al mando del almirante H.L. Stephenson  ocuparan Corinto( en el Pacífico)” por 9 días, con apoyo yanqui..( Molieri, pag 109).  El mismo año en que Zelaya enviaba su nota a Knox, 19 de mayo de 1910, destacamentos de marines llegaron a Bluefields en los buques de guerra “Paduch” y “Dubuque” para declararla como “zona neutral”, a fin de favorecer y proteger a los conservadores que propiciaban la intervención foránea. Estos firmaron con Thomas Dawson, agente del gobierno de EE.UU. (octubre de 1910) los Pactos Dawson, mediante los cuales se establecía que:.- el gobierno provisional de Juan José Estrada debía solicitar el auxilio del gobierno de EE.UU, para conseguir un empréstito de 15 millones de dólares, a fin de consolidar su deuda;- que debía establecerse un tribunal o comisión mixta, compuesta de jueces norteamericanos y nicaragüenses, para resolver la legalidad de las concesiones y monopolios existentes en el país y los diversos reclamos pendientes contra la república;-que el gobierno debería comprometerse a castigar a los culpables de los fusilamientos de los norteamericanos, ejecutados en noviembre de 1909 ( por intentar dinamitar un buque nica N.de R.); - Que debería convocar a una elección presidencial en dos años. (ver Pio Bolaños, Génesis de la intervención norteamericana en Nicaragua”, Editorial Nueva Nicaragua, Managua, Nicaragua, 1984).
Los Pactos Dawson dieron carta blanca al posterior Acuerdo Castrillo-Xnox de 1911, mediante el cual Nicaragua enajenaba su economía a través de empréstitos contraídos con los banqueros Brown Bros.  y J&W Seligman & Co. Ya había derrocado a Juan José Estrada, con ayuda de los yanquis,  el ya citado cipayo Adolfo Diaz, quien sentó las bases, conjuntamente con los congresistas nicaragüenses vendidos al extranjero, para el remate del país.  Los contratos firmados con los banqueros neoyorkinos incluían un préstamo inicial de 1.500.000 dólares con el objeto de ‘sanear’ el país monetariamente, que sería saldado con la cesión de las rentas de la Aduana nicaragüense a los yanquis, cuyo representante y administrador, Cliford D. Ham, llegó al país conjuntamente con “expertos monetarios”: un yanqui y otro inglés, que se encargaron de hacer conocer que el empréstito de los banqueros se había hecho para blanquear la emisión clandestina de 10 millones de pesos llevada a cabo por el ladrón público Adolfo Diaz, quien enriqueció a sus pares con dinero espurio y tierras. Los “empréstitos” citados, que se iniciaron en 1911, continuaron en 1912 y 1913, sumieron a Nicaragua en la humillación nacional: las Aduanas, los ferrocarriles, los vapores, el Banco Nacional…quedaron en manos de los yanquis. La “deuda externa” alimentada por Diaz arruinó a los productores de tabaco, aguardiente, azúcar y otros  para beneficio de los banqueros. En vista de los espurios negociados de Diaz con sus amos, avaladas por congresistas corruptos, el ministro de Guerra, general Mena, se alzó en armas el 29 de julio de 1912 y rescató parte de los ferrocarriles nacionales y vapores que el cipayo había entregado al extranjero. Dos meses duró el intento, que fue abortado con el desembarco de 4000 efectivos de la marinería norteamericana jefeados por el almirante Southerland. Ante la intervención norteamericana, que apresó a Mena, se levantó en armas el general Benjamín Zeledón, quien resistió durante tres días el asedio de los marines y cipayos locales en el cerro del Coyotepe, de Masaya, hasta que fue asesinado. “Ocho barcos de guerra, 125 oficiales, 2600 elementos de tropa tomaron parte en la campaña y participaron en el bombardeo de Managua, una emboscada nocturna en Masaya, la rendición del general Mena y su ejército rebelde en Granada, la rendición de las cañoneras rebeldes Victoria y Noventa y Tres, el asalto y captura de Coyotepe…” informaba en 1913 el Secretario de Marina de los EE.UU. Toda una hazaña imperial. (ver “Sandino, General de Hombres Libres, Gregorio Selser, página 95). Un año mas tarde, el 15 de agosto de 1914, luego de 34 años de construcción de obras, un saldo de 7000 trabajadores muertos y el robo a Colombia de una parte de su territorio que luego fue bautizado por los yanquis como Panamá, se inauguró el Canal de Panamá.  Diez días antes, bajo la bota norteamericana que pisoteaba Nicaragua, se habían dado cita en Washington el enviado especial y ministro Plenipotenciario de Nicaragua, el también cipayo conservador Emiliano Chamorro, y el Secretario de Estado de EE.UU., William Jenning Bryan, para firmar el Tratado Chamorro –Bryan, que establecía: -derecho exclusivo de los EE.UU. para construir un canal interoceánico en Nicaragua por 99 años;- arriendo a los EE.UU. de las Islas del Maíz y un establecimiento naval en el Golfo de Fonseca por 99 años;- 3 millones de dólares “prestados” a Nicaragua para que pagara parte de “su deuda”.
Nicaragua cedía, merced a este “Tratado”, su soberanía y SU CANAL INTEROCEÁNICO, por el cual había sido ultrajada por potencias extranjeras, fundamentalmente los Estados Unidos de Norteamérica.
Tamaña felonía hizo que Emiliano Chamorro se hiciera con la presidencia de Nicaragua el 1 de enero de 1917 por obra y gracia del imperialismo norteamericano. Que se mantuvo en Nicaragua hasta 1925.

Un SANto DIce No
Las tropas invasoras se mantuvieron para garantizar el saqueo de Nicaragua y evitar la más remota posibilidad de que a alguien se le ocurriera construir un canal interoceánico en tierra pinolera. Sin embargo, un año más volvieron a violar la madre tierra centroamericana.
El 24 de octubre de 1924, bajo la supervigilancia de los marines, hubo una vez más elecciones. Se presentaron a las mismas el ya nombrado Emiliano Chamorro, conservador, y una coalición liberal de partidos que consagró la fórmula Solórzano-Sacasa  que ganó las elecciones, asumiendo el 1 de enero de 1925. Chamorro no quiso reconocerlas, urdió un plan para derrocar a Solórzano, lo logró, con el consentimiento de los yanquis que se hicieron los zonzos, el 28 de octubre de ese año, Solórzano renunció pero Sacasa fue perseguido y debió exilarse a Méjico, en tanto Chamorro limpiaba de liberales el Congreso. Los yanquis no podían reconocer a Chamorro abiertamente en base a un Tratado de Amistad celebrado en Nicaragua en 1923 que desconocía cualquier presidente que arribara por via inconstitucional al gobierno, y entonces decidieron enviar nuevamente a la marinería al puerto nicaragüense de Corinto. En suma de cuentas, Chamorro debió ceder su lugar a su homólogo en traiciones y componendas, Adolfo Díaz, que, en su “guerra” contra Sacasa, que desembarcó en Puerto Cabezas ese mismo 1926, envió a Washington una nota, aún sin ser todavía reconocido formalmente por EE.UU., pidiendo la intervención norteamericana en Nicaragua para “evitar nuevas hostilidades e invasiones del gobierno de México”. En Méjico gobernaba Plutarco Elías Calles desde 1923, había enfrentado a la oligarquía latifundista, a la Iglesia – que junto a los yanquis auspició la “guerra de los cristeros” contra Calles- a las compañías extranjeras, sobre todo petroleras, como la Standard Oil, reglamentando a favor del país el artículo 27 de la Constitución, que se refería a las riquezas del subsuelo mexicano, y había dado el placet a la primera embajadora de la URSS en Méjico, Alejandra Kollontai,. Tachado de “bolchevique” por el presidente norteamericano Coolidge, el Secretario de Estado, Kellog,  y la prensa amarilla yanqui regenteada por el magnate Hearst, el gobierno de Calles, que apoyaba a Sacasa en razón que le correspondía ser presidente de Nicaragua ante la renuncia de Solórzano, no podía ser otra cosa para sus enemigos yanquis que un agente del comunismo internacional que quería instaurar el socialismo en Nicaragua a través de Sacasa y sus fuerzas, cuyo comandante era el general José María Moncada. La marinería yanqui retornó al país pinolero de la mano del almirante Latimer quien, como en otras ocasiones anteriores y para “salvaguardar los bienes y vidas de norteamericanos”, declaró “zona neutral” a Puerto Cabezas, sede del gobierno de Sacasa, el 24 de diciembre de 1926, y conminaron a los Constitucionalistas a entregar las armas que, según Diaz, habían sido entregadas por el gobierno mejicano.  Los destructores Cleveland, Tracy y Denver- en este último Latimer había llamado a dialogar el 1 de octubre a representantes de ambos bandos, chamorristas y sacasistas cuando se hallaba surto en el puerto de Corinto, en el Pacífico-, a los que se agregó más tarde el Quail, y miles de marines llegaron nuevamente a Nicaragua para desarmar a las fuerzas que comandaba Moncada, jefe militar de Sacasa. Diaz pedía y pedía la intervención yanqui en el país, sostenía que Méjico apoyaba con armas y dinero a Sacasa, que los sacasistas habían expropiado 75 mil dólares a la maderera depredadora yanqui Bragman’s Bluff Lumber Co. y la bananera Standard Fruit & Steamship Co.. Coolidge sostenía que la marinería actuaba en Nicaragua para preservar el canal interoceánico fantasma acordado en el Acuerdo Chamorro-Bryan, y Kellog sostenía que las bayonetas norteamericanas se hallaban en Nicaragua para evitar la instalación allí de un régimen comunista, que podía hacer peligrar el paso de buques por el Canal de Panamá y alterar el orden en los países al norte del mismo. El canal, una vez más, signaba el quehacer criminal del imperialismo yanqui en Nicaragua. El 10 de enero de 1927, el presidente norteamericano, Calvin Coolidge, dio un mensaje al Congreso que hacía referencia a “las dificultades que en la actualidad amenazan seriamente la vida y las propiedades de los ciudadanos norteamericanos residentes en la República y ponen en peligro, además, la estabilidad de toda Centroamérica, amenazando también los derechos acordados por Nicaragua a los Estados Unidos para la construcción de un canal interoceánico” (ver “El pequeño ejército loco”, Gregorio Selser, Tomo 1, Editorial Abril, 1984, página 123).
Ante el desarme del ejército Constitucionalista, el obrero y campesino Augusto Nicolás Calderón Sandino, arribado a Nicaragua desde México y ya general de las fuerzas Constitucionalistas, vislumbró el quiebre de Sacasa y Moncada y su sumisión a la marinería norteamericana.  Luego de combatir a las órdenes de Moncada con las armas recuperadas de la bahía de Bluefield por sus seis ayudantes y prostitutas patriotas, donde habían sido arrojadas por Moncada y sus huestes por orden de los yanquis, partido hacia Las Segovias, montaña y selva adentro del norte indómito nica con la ayuda de originarios que habitaban las orillas del rio Coco, y luego de llevar adelante combates contra las fuerzas conservadoras, Sandino tomó una decisión: Un hecho lo conmovió al SAnto que DIjo NO a los traidores de todos los bandos políticos locales y a la marinería norteamericana: el escandaloso y entreguista Pacto del Espino Negro, contraído por Sacasa/Moncada y la piara seguidora de Adolfo Diaz con el enviado del presidente Coolidge en Nicaragua, Henry Lewis Stimson. Ese 4 de mayo de 1927, cuando los traidores moncadistas decidieron  entregar sus armas a la marinería norteamericana- 6200 fusiles,272 ametralladoras y cinco millones de distintas municiones, a las que se agregaron mas vituallas en días subsiguientes- a cambio de prebendas, entre las cuales se hallaba la de llevar a cabo el siguiente año elecciones organizadas y vigiladas por la potencia imperialista norteamericana, Sandino comenzó, con su ejército de obreros y campesinos nicaragüenses e internacionalistas, su guerra de Liberación Nacional. El 12 de mayo de 1927, secundado por 29 hombres que se habían sumado año atrás a las batallas constitucionalistas desde las minas de San Albino y regiones del norte pinolero, Sandino lanzó su grito de batalla a los insolentes yanquis y sus lacayos locales: “…Yo no estoy dispuesto a entregar mis armas en caso de que todos lo hagan. Yo me haré morir con los pocos que me acompañan porque es preferible hacernos morir como rebeldes y no vivir como esclavos”. El 1 de julio de ese mismo año, en el Mineral de San Albino, Nueva Segovia, Sandino, en su primer manifiesto político dirá: “…Nuestra joven patria, esa morena tropical, debe ser la que ostente en su cabeza el gorro frigio con el bellísimo lema que simboliza nuestra divisa ‘Rojo y Negro’ y no la violada por aventureros morfinómanos yanquis traídos por cuatro esperpentos que dicen haber nacido aquí en mi Patria. El mundo sería un desequilibrio permitiendo que solo los Estados Unidos de Norteamérica sean dueños de nuestro Canal, pues sería tanto como quedar a merced de las decisiones del Coloso del Norte, de quien tendría que ser tributario, los absorbentes de mala fe, que quieren aparecer como dueños sin que justifiquen tal pretensión. La civilización exige que se abra el Canal de Nicaragua, pero que se haga con capital de todo el mundo y no sea exclusivamente de Norte América, pues por lo menos el valor de la construcción deberá ser con capital de la América Latina y la otra mitad con los demás países del mundo que desean tener acciones en esta empresa, y que los Estados Unidos de Norteamérica sólo pueden tener los tres millones que les dieron a los traidores Chamorro, Diaz y  Cuadra Pasos, y Nicaragua, mi Patria, recibirá los impuestos que en derecho y justicia le corresponden, con lo cual tendríamos suficientes ingresos para cruzar de ferrocarriles todo nuestro territorio y educar a nuestro pueblo en el verdadero ambiente de democracia efectiva, y asimismo seamos respetados y no nos miren con el sangriento desprecio que hoy sufrimos….” (“El pequeño Ejército Loco”, Gregorio Selser, Tomo I, Editorial Abril, Buenos Aires, 1984, página 250/51) .El 2 de septiembre de 1927, Sandino y sus compañeros fundaron el Ejército Defensor de la Soberanía de Nicaragua (EDSN), que se batió en llanos, selvas y montañas hasta expulsar a los invasores yanquis del territorio en 1933. Un año más tarde, sería traicionado y asesinado junto a sus generales Estrada y Umanzor y otros de los suyos por el traidor, engendro homólogo de Chamorro y Diaz, Anastasio Somoza García, director de la Guardia Nacional, creada y adiestrada por los yanquis, a quien la mano justiciera de Rigoberto López Pérez enviaría al infierno aquel 21 de septiembre de 1954. Su hijo, Somoza Debayle, que prosiguió su entreguista y sangriento periplo antinacional y antipopular, sería derrocado por la Revolución Popular Sandinista el 19 de julio de 1979, y ajusticiado por un comando  revolucionario internacionalista al año siguiente. ( para ver otras proclamas de Sandino sobre el Canal, consultar “Nicaragua en la Mira”, del autor, www.rebelion.org/, 18/12/2011; G.Selser,  “El pequeño Ejército loco”, Tomo II, página 97. Allí se transcribe a Sandino quien, en una entrevista al periodista norteamericano Carleton Beals a principios de 1929, sostiene: “Personalmente yo hubiese querido que el canal fuese construido por una empresa privada, reteniendo el gobierno el gobierno nicaragüense parte de las acciones en pago de los derechos cedidos, a fin de que tuviéramos un ingreso futuro no proporcionado por banqueros o intereses ruinosos…”.)

La via al Socialismo en Nicaragua
Diversas naciones del mundo han apoyado el emprendimiento canalero que se iniciará en Nicaragua Libre el 22 de diciembre. Los países que conforman la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), fundada por los Comandantes Fidel Castro Ruz y Hugo Chávez Frias y que en estos días cumplió su décimo Aniversario, apoyaron desde un principio este emprendimiento, así como Rusia y otras naciones amigas de Nicaragua Libre en el marco del antiimperialismo y la autodeterminación de los pueblos, amén del socialismo.  Los trabajadores de Nicaragua, nucleados en sus centrales sindicales, continuadoras de la antigua Central Sandinista de Trabajadores(CST) y de la Unión de Trabajadores del Campo (UTC) creadas luego del triunfo de la Revolución Popular Sandinista de 1979, además de otras homólogas que hoy representan a intelectuales, pequeños empresarios y ruralistas y otros sectores del pueblo, han apoyado el proyecto canalero que no sólo creará miles de empleos, sino que disciplinará aún más a trabajadores y campesinos, centralizará su accionar y creará las condiciones para que en un futuro cercano sean el eje del Poder Popular revolucionario en el país, en el marco de la construcción del Socialismo. El Frente Sandinista de Liberación Nacional, creado en 1961 por Carlos Fonseca Amador, Tomás Borge, Silvio Mayorga, el coronel Sandinista Santos López, Julio Buitrago y otros compañeros inolvidables, hoy se halla nuevamente en el gobierno y el Poder. La Policía Nacional, el Ejército Nacional, la Seguridad del Estado, y otros organismos que hacen a la estabilidad institucional del Estado Nicaraguense son continuadores de aquella Policía Sandinista, el Ejército Popular Sandinista, las Milicias Populares Sandinistas,  la Seguridad del Estado Sandinista y otros organismos creados en, por y para la Revolución. Comandantes sandinistas hoy se han convertido en empresarios que, lejos de aspirar a enriquecerse a costa de la explotación de los trabajadores y campesinos, han invertido los dineros de la Revolución en emprendimientos que permiten crear las condiciones para una alimentación, salud y educación seguras y eficientes para gozo del pueblo nicaragüense, azotado desde principios de los años 90 hasta el 2007 del más crudo y odioso capitalismo salvaje, el más salvaje entre el salvajismo capitalista(que siempre fue salvaje tanto como así nació), signado por el neoclasicismo, más conocido como  neoliberalismo. Los empresarios nicaragüenses, que hoy participan en este emprendimiento canalero: cementeras, empresas de seguros, financieras, suministradoras de servicios logísticos y otros tendrán su destino en la construcción del socialismo en Nicaragua, en el marco de un crecimiento de una base material sustentable y enriquecimiento de la conciencia de clase colectiva de los trabajadores. Creemos que serán, en el mediano plazo, administradores de las empresas que, hoy bajo su propiedad, pasarán, irreversiblemente, a manos del pueblo trabajador y el Estado revolucionario.  El socialismo es la solidaridad hecha sistema. Si la producción material y cultural es social, corolario del esfuerzo y trabajo de millones que, contando con sus tradiciones, historia y fuerza de trabajo en marcha produjeron y producen los bienes culturales de una sociedad, la apropiación de esos bienes no puede ser sino social. El todos para uno y el uno para todos, en el marco del colectivismo que respeta la creación, iniciativa y libertad individual, es el sine qua non, la razón de ser del socialismo, en donde el sobrante de lo producido se acumula como fondo de reserva para brindar mayores conquistas y felicidades al pueblo trabajador, mayoría absoluta de la sociedad. El comandante Carlos Fonseca, Comandante en Jefe de la Revolución Popular Sandinista, inmolado el 7 de noviembre de 1976 en un combate contra la Guardia somocista, sostenía que el Frente Sandinista estaba compuesto por revolucionarios y cristianos, cuyos ejemplos más gloriosos y notables en la época fueron el Comandante Ernesto “Che” Guevara y el sacerdote Camilo Torres, ambos héroes y mártires del socialismo en Nuestra América. Hoy, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), siempre manteniendo en alto la bandera rojinegra, con la conducción del compañero Comandante y Presidente Daniel Ortega y sus colaboradoras/es, tiene la experiencia, la inteligencia y la convicción para hacer de una Nicaragua próspera, rica y poderosa, humilde, sufrida y dura en su pueblo, generosa y digna, una Nicaragua socialista, antiimperialista, solidaria, cristiana en relación con sus tradiciones, en el marco de una comunión de objetivos e intereses con los pueblos de Nuestra América y el mundo.
El sueño canalero nicaragüense, sin ataduras ni mandamases imperiales, sin marines asesinos ni entregadores y traidores, está por iniciarse y cumplirse. Diriangén, Ariact, Andrés Castro, los flecheros matagalpinos que lucharon contra las hordas de Walker, los originarios que se levantaron en armas en aquella Matagalpa y alrededores en la denominada “guerra de indios” de 1881, cuando le fueron arrebatadas sus tierras comunales para convertirlas en emporios capitalistas depredadores, los nicaragüenses que lucharon a su manera y con sus limitaciones contra la marinería y los cipayos cuando quisieron reafirmar la soberanía de Nicaragua ante la prepotencia yanqui/canalera, el general Benjamín Zeledón, Sandino y todos los héroes y mártires de la Nicaragua Sandinista, locales y nacidos en otras latitudes pero nicaragüenses por adopción, que sucedieron la epopeya del muchacho de Niquinohomo, están hoy presentes en la concreción de la magna obra del Gran Canal Interoceánico de Nicaragua.
A todos los anima, desde algún lugar desconocido o desde nuestra tierra, el mismo objetivo: una Nicaragua Libre y Socialista, en el marco del Poder Popular Revolucionario y, ahora sí, yendo hacia el sol de la Libertad. Hacia la vida.
Sandino Vive, La Lucha Sigue
Patria Libre o Morir
Patria o Muerte
Venceremos!

                                                                     Jorge Luis Ubertalli Ombrelli
                                                                                 18/12/2014
                                                                           Buenos Aires, Argentina

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