Judia argentina olvidada en su patria pero recordada en Cuba Tania Bunke Bider


Tania la Guerrillera
Cumpleaños 75 de la argentina, alemana, cubana, Haydée Tamara Bunke Bíder, Tania la Guerrillera, Orden Mariana Grajales, otorgada póstumamente, por el Consejo de Estado de la República de Cuba, firmada por Fidel Castro Ruz.
Tania nació en la ciudad de Buenos Aires, el 19 de noviembre de 1937. Su madre, Nadia, era de ascendencia rusa y judía. Su padre, Erich, era alemán; comunistas y antifascistas. Ante el peligro de perder sus vidas, salieron al exilio desde Europa embarcaron hacia Buenos Aires con su hijo, un bebé de seis meses. En una entrevista Nadia, se refirió a los ojos de Tania, afirmó que eran color del tiempo, que cuando había sol se ponían celestes y cuando ella estaba seria o enojada se volvían grises como el acero. Explicó que desde pequeña le decían Ita, que no sabía pronunciar su nombre “Tamarita”, decía solamente “Ita” y así la llamaron sus padres, los familiares y amigos más allegados.
En la Cuba que amó y defendió sonríe Tania la argentina olvidada.
Tania la Guerrillera o Laura Gutiérrez Bauer encubría la personalidad de Haydée Tamara Bunke Bider, nacida en Buenos Aires, hija de padre alemán y madre soviética, radicados en Argentina.
Al triunfo de la Revolución Cubana, Tania decidió establecerse en Cuba y ayudar en la defensa de la Revolución socialista. En 1963 comenzó un riguroso entrenamiento operativo para el trabajo de Inteligencia, que le permitiría cumplir complicadas y riesgosas misiones, vivir de forma aislada, soportar en silencio sus sentimientos y no poder compartir sus alegrías revolucionarias.
Aprendió a transformar su lenguaje y actitudes por las propias de la sociedad burguesa donde debía cumplir su trabajo. El 20 de febrero de 1964 concluyó la primera fase de su preparación y se trasladó a la ciudad de Cienfuegos para desarrollar su plan práctico - operativo. A fines de marzo, el comandante Ernesto Che
Guevara le explicó en detalle el contenido de su trabajo clandestino y la necesidad de radicarse en Bolivia. El Che le advirtió que, por difícil que fuera su situación, no debía vincularse a las organizaciones o partidos políticos de izquierda ni a personas relacionadas con estos; ni solicitar ayuda o revelar su verdadera identidad. La compartimentación tenía que ser total.
El 9 de abril de 1964, utilizando un pasaporte con el nombre de Haydée Bider González, partió rumbo a Europa Occidental. Viajó con los documentos de dos personalidades distintas: Vittoria Pancini y Marta Iriarte. Entre las variadas misiones encomendadas estaban las de tomar fotos de una aldea en una región determinada que luego pudiera mostrar como su pueblo natal y la de un matrimonio de edad avanzada, previamente estudiado, para poder presentarlos como sus padres. El 5 de agosto de ese año llegó a Frankfort en la República Federal de Alemania, allí tomó la personalidad y documentos de Laura Gutiérrez Bauer, con los cuales trabajaría definitivamente.
En los primeros días de octubre de 1964 partió para Bolivia convertida en una etnóloga especializada en arqueología y antropología. El 5 de noviembre de ese mismo año llegó a Perú; desde la capital peruana viajó en
avión al Cuzco, en tren a Puno y en una camioneta hasta Yunguyo, última población peruana en la frontera con Bolivia. De aquí pasó a territorio boliviano sin mayores dificultades, se alojó en un hotel de la población de Copacabana, y al día siguiente continuó para La Paz.
En la capital boliviana se vinculó con los pintores Juan Ortega Leytón y Moisés Chire Barrientos, este último, pariente del presidente boliviano. Ambos le presentaron a otros artistas e intelectuales.
foto – Tamara Bunke Bider acto en Cuba.
Estableció estrechas relaciones con Gonzalo López Muñoz, jefe de la Dirección Nacional de Informaciones de la Presidencia de la República, amigo personal y de la más absoluta confianza del Presidente. Gonzalo pertenecía al reducido grupo de funcionarios que tenían acceso a todas las dependencias del palacio, incluidas las habitaciones privadas del mandatario boliviano. Por sus manos pasaban documentos secretos y sumamente sensibles, incluso antes de recibirlos el Presidente. Gonzalo la acreditó como agente suscriptor del semanario IPI, una publicación confidencial que él dirigía, sólo adquirida por funcionarios, políticos y personas de alto nivel dentro de la sociedad boliviana. Este trabajo le permitió valiosas relaciones y acceso a las oficinas del jefe de informaciones.
Tania entabló amistad con la doctora Julia Elena Fortún, a través de la cual trabajó en el comité de investigación, integrado por un numeroso grupo de especialistas, que estaba adscrito al Departamento de Folclor del Ministerio de Educación. Para legalizar
su admisión a ese comité requería de una carta de recomendación de la embajada argentina, la cual se la proporcionó Ricardo Arce, secretario de esa misión diplomática, con quien estableció estrechas relaciones. Arce le presentó a todo el personal de esa embajada, incluso al señor Marcelo Barbosa, cónsul de Argentina en la ciudad de Santa Cruz.
Se relacionó con la Secretaría de Planeamiento y Planificación del gobierno boliviano; con Ana Henrich, quien fuera secretaria
del Senado, vinculada al Ministro del Interior, Antonio Arguedas; con altos dirigentes del gobierno, partidos políticos de derecha y altos jefes militares, y muchas otras personas importantes, como el conocido periodista Mario Quiroga, de tendencia falangista, quien le proporcionó un certificado de trabajo y le ofreció un empleo como correctora de prueba del periódico Presencia, el más importante del país. Tania comenzó a impartir clases privadas de alemán a un grupo de hijos de la burguesía local, lo que le permitió visitar sus casas, relacionarse con sus padres y demás familiares.
Otra relación muy valiosa fue la del abogado Bascopé Méndez, quien la introdujo en el amplio grupo de sus amigos.
Al asistir a una fiesta en el exclusivo club La Paz, acompañada de Ricardo Arce, este la presentó a sus amigos como una persona que trabajaba en la embajada argentina. Este hecho le abrió muchas puertas y, sobre todo, nuevas e interesantes relaciones.
Foto – de sombrero, sonríe haciendo trabajo voluntario, entre los hombres el de barba es Ernesto Che Guevara de la Serna.
Con Ricardo Arce y el mexicano Juan Manuel Ramírez concurrió a otra actividad social a orillas del lago Titicaca, donde se encontraban altos oficiales de las fuerzas armadas, ministros del gobierno y el general Barrientos, ocasión en que lo conoció. El Presidente boliviano mostró vivo interés por ella y conversaron animadamente. Los que conocieron a Tania plantean que era una mujer muy hermosa, simpática, agradable, de personalidad sumamente atrayente, de vasta cultura, que sabía cantar, tocar la guitarra y el acordeón; sus cabellos negros y la mirada profunda de sus ojos verdeazules cautivaban a quienes la conocían.
Continuará...

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