Propaganda Negra


 por Jorge Ubertalli
En el Reglamento RC-5-2 (1968) del Ejército Argentino sobre Operaciones Psicológicas, se distinguen los diversos tipos de propaganda. Uno de ellos se denomina Propaganda Negra, que consiste en difundir “noticias”, ocultando la fuente de información.  Formando parte de estos tipos de propaganda, incluidos en las Operaciones de Acción Psicológica, se halla el rumor. Este consiste en transmitir “noticias no verificadas que pretenden representar sucesos reales, circulan en un público determinado y se comunican con frecuencia de un modo inexacto”. Y que “ por su naturaleza” encubre el “origen o fuente”. La Propaganda Negra y el Rumor, entonces son como el calor a la llama, y se llevan a cabo en el marco de estas Operaciones de Acción Psicológica, que no son sino formas de propaganda que se ejecutan “sin que salgan a luz los verdaderos objetivos que persigue”. Estos dos elementos de las Operaciones Psicológicas se hallan contenidos en varias “noticias” que desde “agencias noticiosas” se encargan de embarrar la cancha en lo que hace a la gestión de Guido Carlotto al frente de la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires. Supuestos cuestionamientos a su persona de agrupaciones políticas, soledad gestionaria, pedidos de renuncia, etc., se han constituído en la comidilla casi diaria de algunos medios de “información”, dados a la tarea de socavar la legitimidad de su administración y la de sus acompañantes. Una de estas “noticias”, sino la más reciente, fue difundida por el medio platense on line letraP, el 24 de corriente. Con el título : “Guido Carlotto: entre el ninguneo, la traición y los Derechos Humanos”, la “noticia” se encarga de difundir supuestas desavenencias de agupaciones políticas con Carlotto, críticas a su “traición al proyecto nacional y popular”, cuestionamientos a lo que desde la usina de rumores se da en llamar “microemprendimiento familiar”, a sus funcionarios, etc. Y como broche de oro de la Operación, se intenta de alguna manera enfrentar a colaboradores del Secretario entre sí, poniendo a unos como probos y a otros como anatemizados por el denominado kirchnerismo.
Eso sí, de los orígenes de las fuentes de información, ni que hablar. Típica operación servicial que apunta, como las demás referidas a este tema a través de otras “agencias”, a desgastar la figura de Carlotto, y a la par obligarlo a que se ponga a la defensiva, a fin de que no avance en su verdadero objetivo en la Secretaría: hacer cumplir los Derechos Humanos en todo el territorio provincial, así haya que enfrentarse con la totalidad de las fuerzas oscuras, físicas y mediáticas, que forman y han formado parte de la comparsa del poder enquistado en la región.
Pues bien. Primero, ¿a qué usina sicológica servicial pertenecen estos hacedores de noticias que no citan fuente alguna?; Segundo, ¿qué fines inconfesables persiguen en cuanto a querer apartar a Carlotto de su gestión como Secretario de Derechos Humanos de la Provincia?; Tercero, ¿qué peronómetro auscultan estos “informadores” para arrogarse la tarea tragicómica de querer enlodar a acompañantes del Secretario en relación con su poca o mucha pertenencia al peronismo?; Cuarto, ¿el declararse peronista o no es condición sine qua non para que un funcionario optimice su trabajo relacionado con la gestión estatal?. Vaya imbecilidad.
El Estado, nacional, provincial o municipal, no es ni debe ser coto de caza para pillos que se golpean el pecho declamando pertenencias a una camiseta política de turno, en tanto ordeñan la vaca pública para alimentar su verdadera agrupación: RPM, que traducida, significa Robo Pa’ Mí. Si estos “informadores” pretenden cuestionar en algo a la administración Carlotto, que lo hagan de acuerdo a los aciertos o errores que pueda cometer en su función específica, y no bastardeen con rumores de cuarta categoría, operaciones serviciales mediáticas y declamaciones de lealtades políticas o ideológicas que en la práctica casi siempre son contraseñas para atornillar la impunidad en los cargos públicos. Los funcionarios, como Carlotto y sus acompañantes, son servidores públicos, no comensales de comité. En su libro póstumo, Mi Mensaje, Evita decía:
No quiero recibir ya ningún elogio. Me tienen sin cuidado los odios y las alabanzas de los hombres que pertenecen a la raza de los explotadores. Quiero rebelar a los pueblos. Quiero incendiarlos con el fuego de mi corazón. Quiero decirles la verdad que una humilde mujer del pueblo -¡la primera mujer del pueblo que no se dejó deslumbrar por el poder ni por la gloria!- aprendió en el mundo de los que mandan y gobiernan a los pueblos de la humanidad. Quiero decirles la verdad que nunca fue dicha por nadie, porque nadie fue capaz de seguir la farsa como yo, para saber toda la verdad. Porque todos los que salieron del pueblo para recorrer mi camino no regresaron nunca. Se dejaron deslumbrar por la fantasía maravillosa de las alturas y se quedaron para gozar de la mentira. Yo me vestí también con todos los honores de la gloria, de la vanidad y del poder. Me dejé engalanar con las mejores joyas de la tierra. Todos los países del mundo me rindieron sus homenajes, de alguna manera. Todo lo que me quiso brindar el círculo de los hombres en que me toca vivir, como mujer de un presidente extraordinario, lo acepté sonriendo, "prestando mi cara" para guardar mi corazón. Sonriendo, en medio de la farsa, conocí la verdad de todas sus mentiras. Yo puedo decir ahora lo mucho que se miente, todo lo que se engaña y todo lo que se finge, porque conozco a los hombres en sus grandezas y en sus miserias. Muchas veces he tenido ante mis ojos, al mismo tiempo, como para compararlas frente a frente, la miseria de las grandezas y las grandezas de la miseria. Yo no me dejé arrancar el alma que traje de la calle, por eso no me deslumbró jamás la grandeza del poder y pude ver sus miserias. Por eso nunca me olvidé de las miserias de mi pueblo y pude ver sus grandezas. Ahora conozco todas las verdades y todas las mentiras del mundo. Tengo que decirlas al pueblo de donde vine. ¡Y tengo que decirlas a todos los pueblos engañados de la humanidad. A los trabajadores, a las mujeres, a los humildes descamisados de mi Patria y a todos los descamisados de la tierra y a la infinita raza de los pueblos! como un mensaje de mi corazón.”
Que no citen en vano su nombre ni ningún otro los mendicantes de lisonjas y canonjías, ni intenten ennegrecer las vidas de aquellos que se han jugado y se juegan hoy para que estos sujetos que citó Evita, nosotros mismos, podamos ejercer nuestros Derechos en una Patria liberada. Basta de negruras propagandísticas disfrazadas de información “objetiva”. Sólo la verdad nos hará libres.

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