MANUEL RODRIGUEZ (1785 - 1818)


                                                                                        NORBERTO GALASSO - “LOS MALDITOS”
                                                                                         Pág. 146 - Ediciones Madres de Plaza de Mayo
                                                        
MANUEL RODRIGUEZ
(1785 - 1818)
Los sectores llamados “cultos”, expertos en literatura europea, cine norteamericano y vanguardias plásticas europeas, oyeron hablar por primera vez de Manuel Rodríguez cuando llegaron al país las canciones de Violeta Parra:
Quisiera tener un hijo
para llamarlo Manuel.
O poco más tarde, cuando llegó esta otra:
               
Fuiste caudillo del pueblo
Fuiste el gran guerrillero
Si en el cielo pasan lista
debes de ser el primero.
 
… para el pueblo chileno nunca hubo duda de que se trata del “más gallo” de su historia.
Nacido en Santiago de Chile, cursa los tres niveles de enseñanza, al tiempo que se sumerge en el mar de la revolución (…) pasa a Mendoza para cumplir servicios con el General San Martín.
(…) reingresa a Chile donde desarrolla tareas agitativas, al tiempo que envía análisis políticos y sociales sumamente lúcidos sobre la sociedad trasandina: “El primer rango, la aristocracia, es muy despreciable… La plebe es de obra y está por la libertad… La gente media es el peor de los enemigos que debemos combatir: torpe, vil, sin sistema, sin valor, sin educación… y llena de la pillería más negra, de todo quiere hacer comercio, de todo quiere encontrar un logro inmediato… Los artesanos son la gente de mejor razón y de más esperanzas…”
Aunque la historia escolar de la Argentina pareciera indicar que nada ocurría en Chile hasta que San Martín cruza los Andes, la historia verdadera es otra y en ella tiene mucho que ver Manuel Rodríguez quien insurrecciona decenas de poblaciones entre El Maipo y el Maule. El odio del Capitán General de Chile, Marcó del Pont, así lo prueba: “Manuel Rodríguez, joven corrompido, secretario y confidente de José M. Carrera, fue mandado por otros de sus iguales (San Martín) para preparar el ánimo de los residentes. No perdió tiempo en el ejercicio de su misión, formó un complot con varios vecinos de los partidos del sur,…Aquí formó combinaciones con sus adictos, extendiendo, de acuerdo con ellos, una clave por cuyo medio podrían todos entenderse sin ser descubiertos”.
(…)
Sin embargo, las disensiones entre las fuerzas revolucionarias son marcadas y Rodríguez no concilia con O’Higgins, a quien juzga conservador y tampoco con Carrera, con quien había colaborado años atrás. (…) Después de Chacabuco, el Gran Capitán lo nombra auditor del Ejército, aunque, en determinado momento, intenta convencerlo de que asuma una misión diplomática en el exterior, para morigerar las luchas internas.
Pero cuando se produce el desastre de Cancha Rayada, Rodríguez emerge nuevamente como una figura fundamental: es él quien reordena las fuerzas, levanta al abatimiento de la tropa, infunde nuevos bríos para continuar la lucha. Vicuña Mackenna sostiene con razón: “Manuel Rodríguez fue en Santiago, antes de Maipo, lo mismo que había sido en Chile, antes de Chacabuco: un inmortal precursor…”
(…)
Poco después el guerrillero interviene en una asamblea pública, agitando a las masas con críticas a O’Higgins, agravando la disidencia. O’Higgins le ordena disolver sus “Húsares de la muerte”, orden que Rodríguez dice acatar, pero que en los hechos no se produce de manera clara y definitiva. A su vez, en algunos integrantes de la Logia Lautaro crece la animadversión a Rodríguez por considerarlo demasiado avanzado, anarquista o díscolo.
(…) es detenido y la Logia decide – sin la presencia de San Martín, quien se encuentra en Buenos Aires – su ajusticiamiento. El general Rudecindo Alvarado toma el caso a su cargo y designa al teniente Antonio Navarro para la difícil misión. Conducido prisionero hacia Quillota, en el trayecto se simula un intento de fuga por parte del guerrillero y el teniente Navarro lo asesina, en Tiltil, el 26 de mayo de 1818. Tiempo después, Navarro declara que el responsable es O’Higgins.
La muerte de Rodríguez le provoca honda pena a San Martín: “Hubiese perdido mi brazo derecho antes de que hubiese sucedido esto” y agrega. “Quería mucho a Rodríguez, me hizo importantes servicios desde Mendoza, era inteligente y activo. Cuando supe su muerte, en Buenos Aires, me impresionó vivamente porque la sentí y porque calculé que me culparían por ella”.
El historiador chileno Vicuña Mackenna sostiene: “Manuel Rodríguez era la encarnación del pueblo chileno, era el guerrillero de los campos, era el tribuno de las plazas públicas, era “el roto” de “los rotos”, “el huaso” de “los huasos”, el símbolo de Chile criollo y democrático. Nadie como él… nadie más brioso, más elocuente. Era el símbolo criollo de la revolución. Si no la autoridad, era el pueblo; si no la Revolución, era Chile en la encarnación genuina de la Patria, con todas sus grandes pasiones, sus desvíos juveniles, su cólera majestuosa, su pujante e invencible voluntad. Si San Martín fue el libertador de Chile, Rodríguez fue su redentor. Si O’Higgins era el director Supremo, Rodríguez había sido el dictador popular de esa nación”.
Sin embargo en la Argentina, sólo Violeta Parra consiguió el milagro de levantar levemente la densa cortina de silenciamiento que pesa sobre el guerrillero.
NORBERTO GALASSO - “LOS MALDITOS” - Vol. II – Pág. 146 - Ediciones Madres de Plaza de Mayo


Manuel Rodríguez

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Manuel Rodríguez
Manuel Javier Rodríguez Erdoíza

Manuel Rodríguez Erdoíza

22 de marzo de 181824 de marzo de 1818

16 de noviembre de 181114 de julio de 1812
PresidenteJosé Miguel Carrera como Presidente de la Junta Provisional de Gobierno.
SucesorAgustín de Vial Santelices

2 de diciembre de 181110 de enero de 1812
PredecesorAgustín de Vial Santelices
SucesorAgustín de Vial Santelices

10 de agosto de 18142 de octubre de 1814
PredecesorBernardo de Vera y Pintado

Datos personales
Nacimiento24 de febrero de 1785
Bandera de Chile Santiago, Chile
Fallecimiento26 de mayo de 1818 (33 años)
Bandera de Chile Tiltil, Chile
PadresCarlos Rodríguez de Herrera y Zeballos
María Loreto De Erdoíza y Aguirre
ProfesiónAbogado, político, guerrillero y militar
Manuel Javier Rodríguez Erdoíza (Santiago, 24 de febrero de 1785 - Tiltil, 26 de mayo de 1818) fue un patriota que realizó innumerables acciones en diferentes cargos para lograr la independencia de Chile, como, abogado, político, guerrillero y luego militar chileno, en consecuencia es considerado como uno de los principales gestores y participes del proceso de independencia de Chile.
Durante la fase denominada Patria Vieja, fue ministro de hacienda y de defensa del gobierno de José Miguel Carrera, además de su secretario personal, y a pesar de que tuvieron varios y graves desencuentros, siempre retomaron su amistad, camaradería y trabajo en conjunto, razón por la cual fue la persona con quién Carrera gobernó más estrechamente.
En el periodo de la Reconquista española, en que gobernó el bando monarquista, su labor como guerrillero, espía y principal figura de la resistencia independentista en Chile lo transformó en mito y leyenda popular. Tras la victoria independentista de Chile en la Batalla de Chacabuco, durante la Patria Nueva, Rodríguez conspiró más de una vez para deponer del cargo de Director Supremo a Bernardo O'Higgins. Reapareció en la escena pública tras el Desastre de Cancha Rayada, asumiendo brevemente como Director Supremo Interino en Santiago, para evitar el desbande general de la causa patriota.
Tras dejar su puesto, una vez que se supo que O'Higgins no había muerto, y luego de la victoria en la Batalla de Maipú, fue apresado por O'Higgins. Durante su traslado fue detenido y custodiado por soldados, siendo asesinado a mansalva de un balazo en la espalda en las cercanías de Tiltil, mientras lo trasladaban a la cárcel de Quillota.


  • Orígenes familiares

    Su padre fue el peruano Carlos Rodríguez de Herrera y Zeballos , oriundo de Arequipa[1] , según lo consigna su propio testamento. Arribó a Chile alrededor de los 26 años, en 1780, como secretario de un importante emisario español de las aduanas reales de Lima. Luego permaneció trabajando en dicha institución como empleado, donde hizo carrera como funcionario de la corona y alcanzó el cargo de director de Aduanas de la Gobernación de Chile.
    Sin ser un hombre acaudalado, pero gracias a la dote de su esposa que era viuda y su carrera en la Aduana chilena, pudo entregar un buen pasar a su familia. Aunque con mucha austeridad, educó a sus tres hijos, además de ser tutor y curador de su hijastro José Joaquín Fernández de Leiva y Erdoíza, el hijo menor del difunto marido de doña María Loreto; en efecto, la dote dejada por Fernández de Leiva alcanzaba a $22.000.- de la época, de los que habría gastado $11.463.- en la educación del hijastro en 25 años.[1] Tanto Joaquín como Manuel estudiaron en el mejor colegio de Chile de la época, el Convictorio Carolino de Santiago, aunque para el caso de Manuel (del que se decía alumno aventajado y sobresaliente),[2] su educación fue pagada con una de las cuatro becas que entregaba dicho colegio.[1]
    Su madre, María Loreto De Erdoíza y Aguirre, era una criolla de elevada posición social, descendiente por su madre de los primeros conquistadores y emparentada con las más prominentes familias coloniales. Era hija del acaudalado comerciante vasco Juan de Erdoíza y Olaguibel, y sobrina directa del Marqués de Montepío, Nicolás de Aguirre, destacado realista, el cual era hermano de su madre. Doña Loreto tenía fuerte raigambre vasca por su madre y su padre. Antes de su unión con Carlos Rodríguez, se había casado en primeras nupcias con Lucas Fernández de Leiva, adinerado comerciante español, del que enviudó prematuramente, quedándole una respetable herencia,y solo un hijo, llamado Lucas Fernandez de Leiva y Erdoiza, que fue medio hermano de los Rodríguez Erdoíza,y que vivió junto a ellos,hasta que por razones de su profesión debió partir a España y luego a Lima.
    Aún cuando provenía de una tradicional familia Arequipeña (Perú), Carlos Rodríguez no tenía fortuna, sin embargo tenía educación y la profesión de contador(tenedor de libros). La familia Rodríguez Erdoiza era de jerarquía, educada y culta,pues en su testamento( en poder de la familia) legaba una importante biblioteca personal. Además se relacionaban con la sociedad y la élite de la época, sin embargo sufrían de una constante estrechez económica, por lo que se decía que eran "aristócratas pobres", lo que limitaba seriamente la convivencia con sus pares sociales.
    La familia vivía del siempre insuficiente sueldo de un funcionario público, complementado por la herencia recibida de su esposa, por lo que los hermanos Rodríguez Erdoiza siempre se sintieron algo disminuidos en su relación con la gente de sociedad con que se relacionaban.
    Este hecho marcó a fuego la mente Manuel Rodríguez, y fraguó su persistente rebeldía y rechazo contra el orden establecido, que a todas luces era de la mayor injusticia, ya que no tomaba en cuenta para nada el valor de la meritocracia. Ya sea en los estudios,trabajo o negocios, solo existía un sistema de castas y preferencias inalterable. A la cabeza de ella siempre figuraban los peninsulares (nacidos en España), luego los criollos de fortuna, mas atrás una pequeña clase media educada mediocremente y, finalmente, el pueblo sometido a la más soberana ignorancia y pobreza. La familia Rodríguez Erdoiza pertenecía a la vez a dos mundos opuestos y por esa razón se gestó el carácter contradictorio que tenía Manuel y que en el futuro le provocaria estar permanentemente en la cima y luego en la sima del poder político y que a la postre le costaría la vida. La enorme e imponente casa, actualmente en el lugar que ocupa el Banco Central de Chile y en la que vivieron siempre los hermanos Rodríguez Erdoíza, era una herencia dejada por el primer marido de Doña María Loreto. Dicha casa poseía numerosas habitaciones, patios, y salones. Sin embargo, se respiraba un ambiente de mucha austeridad y de escaséz económica, ya que contaban con muy pocos sirvientes además de una mínima vida social comparado con otras familias de alcurnia en las que abundaban una larga corte de personas a su servicio, tales como cocineras, cocheros niñas de mano y en muchas familias los esclavos.En todo caso y como dato anecdótico Don Carlos Rodriguez padre,poseía dos esclavas,a las cuales en su testamento de 1823 les otorga la libertad y les regala a cada una una casa en retribución a sus abnegados servicios de toda la vida en la casa de la Familia Rodriguez Erdoiza.

    Estudios

    Manuel Rodríguez cursó sus primeros estudios en el aristocrático y exclusivo colegio Convictorio Carolino de Santiago, pagado a medias por su padre y también con ayuda de becas. Allí Manuel fue compañero y mejor amigo de otro futuro prócer independentista, José Miguel Carrera, y además de todos los jóvenes que provocarían la independencia y posteriormente gobernarían los destinos de Chile en los primeros años de la república. Mientras el hogar familiar de los Rodríguez se ubicaba en la esquina suroriente de la intersección de las actuales calles Morandé y Agustinas, la casa de los Carrera se encontraba en la esquina sur poniente, sobre la actual Plaza de la Constitución, razón por lo cual desde su infancia y luego en el colegio, fueron amigos entrañables.
    Rodríguez siguió sus estudios superiores de Derecho en la Real Universidad de San Felipe, recibiendo su doctorado de leyes en 1804. Ejerció la profesión posteriormente como procurador del Cabildo de Santiago, pero no habría podido titularse, según la explicación tradicional, debido que a que el sistema colonial de privilegios relativos al lugar de nacimiento (España o América), lo postergó frente a otros estudiantes con mayores influencias y nacidos en la península,[3] versión que no es consistente con el hecho de que Joaquín Fernández de Leiva y Erdoíza,su medio hermano y tutor de Rodríguez, era vicerrector de la misma universidad.[4]
    Los tres hermanos Rodríguez Erdoíza: Manuel, Carlos y Ambrosio, más su medio hermano, Joaquín Fernández de Leiva, estudiaron Doctorado en Leyes.
    Joaquín Fernández de Leiva y Erdoíza, quien el mayor de todos y medio hermano de los Rodríguez Erdoíza, era el hijo del primer matrimonio de la madre con el comerciante español Lucas Fernández de Leiva, Joaquín tuvo una exitosa carrera como magistrado, llegando a ser diputado representante de Chile en las Cortes de Cádiz en 1810,y luego miembro de la corte Virreinal en Lima, falleciendo en esa ciudad por 1814. El Tomó como protegidos a sus hermanastros Manuel y Carlos, animándolos a seguir estudios en abogacía.[4]
    Mientras Manuel participaba en las últimas convulsiones de la Patria Vieja, Joaquín figuraba como miembro de la corte virreinal limeña, en calidad de oidor de la Real Audiencia de Perú, hasta que murió muy joven en 1814. Carlos Rodríguez Erdoíza, por su parte, tuvo una dilatada carrera política durante los primeros años de la independencia. En 1814, José Miguel Carrera lo nombró secretario (ministro) de Guerra. Más adelante, durante la llamada Organización de la República, alcanzó el cargo de diputado, Ministro de Gobierno y Relaciones e integrante de la Corte Suprema. En 1833, exiliado en Lima, mantuvo una ácida polémica de prensa con Bernardo O'Higgins acerca del asesinato de su hermano Manuel, responsabilizándolo del crimen. Por su parte, Ambrosio Rodríguez Erdoíza, también estuvo involucrado en el proceso de independencia, llegó a ejercer como intendente de Chillán.
    Los 3 hermanos Rodríguez Erdoíza fueron compañeros de luchas políticas, participando durante la Patria Vieja principalmente en el bando carrerino. No obstante, existió un temporal distanciamiento entre los Rodríguez y los Carrera, en enero de 1813, cuando Manuel y Carlos fueron acusados de complotar contra la junta presidida por José Miguel Carrera.

    [editar] Participación en la Patria Vieja

    La situación reinante entre 1810 y 1811 era de un gobierno dirigido por una Junta Nacional, presidida por Mateo de Toro Zambrano y Ureta, Conde de la Conquista, y compuesta por notables criollos aristócratas de la capital chilena. En los primeros meses de 1811 las ideas revolucionarias fueron ganando terreno, enfrentándose a las ideas reformistas de los criollos aristocráticos. Pronto la Junta, que gobernaba en nombre de Fernando VII, fue convirtiéndose en un órgano de gobierno nacional dispuesta a resistir el retorno de la dominación española. En este entorno, José Miguel Carrera, quien con 25 años retornaba de luchar contra la invasión napoleónica en España, se transformó en el caudillo más popular de Chile por sus ideas radicales y progresistas.
    El 4 de septiembre de 1811, Carrera, secundado en lo militar por sus hermanos Juan José y Luis, llevaron a cabo un golpe de Estado y formaron una junta de cinco miembros, compuesta por Juan Enrique Rosales, Juan Mackenna, Juan Martínez de Rozas, Calvo de Encalada y Gaspar Marín, quedando como Presidente del Congreso Nacional el sacerdote Joaquín Larrain. Así, se adueñaron del Poder Ejecutivo y del Legislativo y emprendieron una serie de reformas de todo orden. Es en este golpe de Estado cuando Rodríguez pierde su puesto de Procurador de la ciudad de Santiago, pues así lo "exigía el pueblo" en sus demandas. Este desplazamiento es seguramente atribuible a las rencillas que habrían tenido Carlos Correa de Saa (uno de los líderes intelectuales del movimiento) con el padre de Manuel, Carlos Rodríguez.[5]
    El 15 de noviembre de 1811, Carrera llevó a cabo el reemplazo de la Junta de Gobierno por una compuesta de tres miembros, que gobernó entre 1811 y 1813. Durante 1812 la Junta realizó una labor que señalaba los progresos de la emancipación. Se imprimió la Aurora de Chile, cuyo primer director fue fray Camilo Henríquez González con la colaboración de Manuel de Salas, Antonio José de Irisarri y el Doctor Bernardo Vera y Pintado. Asimismo, se entablaron relaciones con los Estados Unidos de América, cuyo gobierno envió al representante comercial, con el título de Cónsul, Joel Roberts Poinsett. Se diseñó la bandera de la Patria Vieja y el Reglamento Constitucional Provisorio de 1812, documento precursor de la Constitución política, confeccionado y redactado por el abogado Manuel Rodríguez. Por otro lado, Rodríguez, en calidad de secretario de Carrera, ofició como una especie de Ministro del Interior de la actualidad.
    En ese periodo, ambos tuvieron algunos desencuentros graves, que debido al tenso clima político llevaron a Rodríguez a la cárcel, pero finalmente los problemas se aclararon y siguieron gobernando en comunión.
    En 1813, el virrey José Fernando de Abascal, que veía a Carrera actuar como si Chile fuera independiente, envió una primera expedición al mando del brigadier español Antonio Pareja. Ante esta amenaza, el Senado, aplicando un artículo constitucional, suspendió la Constitución y reorganizó la Junta de Gobierno, siendo Carrera designado General en Jefe del Ejército, con la misión de defender la línea del río Maule. También se declaró la libertad de imprenta, se fundó el Instituto Nacional y se creó la Biblioteca Nacional, cuyo primer director fue Manuel de Salas. Además se decretó la nacionalización para extranjeros y españoles que respetasen la nueva institucionalidad del Estado, se creó el Ministerio de Relaciones Exteriores, se reestructuró el Ejército, creando los primeros cuarteles militares y se expropiaron 3 millones de pesos de la época a los potentados para cubrir gastos fiscales.
    El 3 de mayo de 1814, los criollos, liderados por el director supremo Lastra y el ejército español, firmaron el Tratado de Lircay. Pero el Virrey Abascal ignoró el tratado y mandó una nueva expedición.
    Como consecuencia, fue planeada una batalla en la plaza de Rancagua, la que terminó en una derrota, en lo que se conoce como el Desastre de Rancagua del 1 y 2 de octubre. Acto seguido, el gobierno pasó a manos del Brigadier Mariano Osorio que gobernó entre 1814 y 1815, iniciando el periodo de la Reconquista, que duró entre 1814 y 1817. En este periodo se cometieron hechos sangrientos en la cárcel de Santiago en donde se asesinaron a los independentistas allí detenidos por orden del Capitán Vicente San Bruno, jefe del Real Regimiento de los Talaveras de la Reina.

    La Reconquista

    Entre 1815 y 1817, el gobierno pasó a manos del Mariscal de Campo Francisco Casimiro Marcó del Pont; hombre pusilánime y pueril, que había obtenido la Gobernación de Chile por influencias de su familia. Aficionado al lujo y la pompa, encabezó todos sus bandos y decretos con la totalidad de sus apellidos y títulos, haciéndose llamar "Don Francisco Casimiro Marcó del Pont, Ángel, Díaz y Méndez, caballero de la orden de Santiago benemérito de la patria en grado heroico y eminente....etc.". Marcó del Pont gobernó con bastante incompetencia y sistemática represión y venganza contra los patriotas, en ese momento caídos en desgracia y derrotados. Fue secundado por el eficiente y cruel cuerpo policial del Regimiento Talaveras de la Reina, capitaneado por el Capitán Vicente San Bruno.
    Los restos del ejército de patriotas chilenos decidió su retirada a Mendoza, Argentina, cruzando la Cordillera de los Andes con los comandantes Carrera y O'Higgins. Junto a él emigraron los hermanos de Carrera y también Manuel Rodríguez. Eran los días de apaciguamiento entre O´Higgins, Carrera y Rodríguez.[cita requerida]
    Apenas llegado a Mendoza, y en las peores condiciones, económicas y anímicas, Rodríguez trabajó modestamente en una imprenta donde se imprimían manifiestos políticos. Luego de conocer a José de San Martín, con quien simpatizó de inmediato, se incorporó a los preparativos de la Reconquista del territorio nacional y colaboró con San Martín y O'Higgins en el campamento El Plumerillo[cita requerida]. El general argentino había concebido la idea de que para asegurar la independencia de las Provincias Unidas había que eliminar el poder realista en el Perú con una invasión desde Chile. San Martín ideó la conformación de un ejército rioplatense que junto a fuerzas chilenas pudiera invadir el Virreinato del Perú. A esta idea la tuvo que reformular debido a la reciente derrota que había sufrido el movimiento independentista chileno. En ese momento para invadir el Perú primero se debía lograr la liberación de Chile ya que el poder realista encabezado por Casimiro Marcó del Pont había retomado el control después de la batalla de Rancagua.
    José de San Martín aceptó un plan propuesto por Manuel Rodríguez [cita requerida] y le encargó la delicada misión de organizar clandestinamente la rebelión en Chile en contra del dominio español durante la Reconquista. San Martín vio en Manuel Rodríguez el emisario ideal y lo comisionó para ir a Chile a deslizar una pequeña fuerza en la retaguardia enemiga para mantener vivo el espíritu de la insurrección en las poblaciones chilenas. En ese período, Manuel Rodríguez se relacionó con el bandido José Miguel Neira, parte de las montoneras, que se alió a la causa independentista.
    San Martín congenió con O'Higgins y con Manuel Rodríguez; pero no con José Miguel Carrera, que se manifestó poco dispuesto a obedecerle, por este motivo el jefe argentino lo envió a Buenos Aires.
    En la capital argentina recrudeció la diferencia entre O'Higginistas y los carreristas, a tal extremo que Luis Carrera se batió a duelo con el coronel Juan Mackenna, muriendo este último en la contienda por ciertas expresiones de Mackenna ofensivas para la familia de los Carrera.

    Acciones guerrilleras

    Manuel Rodríguez normalmente hostigó a esas fuerzas en sus viajes al interior de Colchagua, a donde viajaba frecuentemente desde Mendoza y Uspallata, pasando por Los Andes, Curacaví, Melipilla, Alhué y Marchigüe, dejando innumerables testimonios de inteligencia militar. Esta ruta le permitió eludir las fuerzas realistas y asestar certeros y efectistas golpes en San Felipe, Santiago, Melipilla y San Fernando. Otras veces cruzaba por el Paso del Planchón, cuyos planos sirvieron al general Freire años más tarde, durante la reconquista de Chile.
    Entre los años de 1815 y 1817, Manuel Rodríguez logró llevar el desorden entre las tropas realistas y organizó una red de corresponsales que se convirtieron, cuando las circunstancias lo requerían, en jefes de partidas volantes que aparecieron y desaparecieron misteriosamente. Su osadía llegó al punto de abrirle la puerta del carruaje al mismísimo Casimiro Marcó del Pont a la salida del edificio gubernamental y además recibir una moneda por el servicio de parte del gobernador; esta proeza de gran riesgo causó las más grandes burlas de toda la población de Santiago hacia su gobernante. Pronto la figura de Rodríguez adquirió el relieve y la aureola de la leyenda con sus acciones de gran riesgo frente a las mismas espaldas de los realistas. Sus hazañas fueron la comidilla de las tertulias de la ciudad.
    En enero de 1817, Rodríguez perpetró sus últimas hazañas. Con ochenta hombres cayó sobre Melipilla y se apoderó de los fondos recaudados por contribuciones forzosas, unos dos mil pesos, que repartió entre sus hombres, para que pudiesen alimentar a sus familias.
    Pocos días después, ciento cincuenta de sus hombres, al mando de Francisco Salas, asaltaron de noche a San Fernando. La guarnición realista resistió el ataque; entonces Salas gritó con voz atronadora: ¡Que avance la artillería! ¡Que se muevan los cañones!.[3] Inmediatamente los montoneros pusieron en movimiento unas rastras de cueros con piedras que producían un ruido idéntico al rodado de cañones. Los realistas, creyéndose atacados por una gran fuerza militar, huyeron. Así, Salas se apoderó de San Fernando.

    La Independencia

    Manuel Rodríguez con su uniforme de Húsares de la Muerte (Retrato considerado fidedigno).
    Una vez divididas las fuerzas españolas gracias al talento guerrillero de Manuel Rodríguez y sus montoneros, el 21 de enero de 1817 el ejército libertador, compuesto por unos cuatro mil soldados, logró atravesar la cordillera de los Andes por los pasos de Uspallata, Piuquenes, el Planchón y los Patos, a principios de Febrero todas las Divisiones avistaban territorio chileno.
    El general Rafael Maroto, jefe del ejército realista, salió al encuentro de los independentistas. El 12 de febrero de 1817 se encontraron los dos ejércitos en la cuesta de Chacabuco, tras la ardua batalla ese día se convirtió en un día de gloria. En 1814, la causa de la independencia había acabado en la plaza de Rancagua, para renacer triunfante en Chacabuco. Durante un año siguieron las acciones para expulsar a los realistas del país, así llegó el 2 de febrero de 1818 y en Talca se firmó oficialmente la Independencia de Chile, siendo jurada el día 12 del mismo mes en Santiago.

    Desastre de Cancha Rayada

    El 19 de marzo de 1818 , las fuerzas chilenas fueron sorprendidas durante la noche en Cancha Rayada (salida norte de Talca) por las fuerzas del general Osorio, que estaban compuestas por aproximadamente cinco mil soldados. En la oscuridad y la confusión, los patriotas se abrieron fuego unos a otros sin reconocerse y pronto huyeron derrotados. La noticia del desastre de Cancha Rayada causó gran consternación en la capital y todos pensaron en una nueva emigración a Mendoza, en aquellas críticas circunstancias apareció Manuel Rodríguez, y al grito desgarrador de "¡Aún tenemos Patria, ciudadanos!", encendió un fuego abrasador en el corazón libertario de cada ciudadano, devolvió el ánimo a los que creían todo perdido, y se preparaban a huir presos del más grande pánico.
    Gracias a la audacia y oportunidad de Manuel Rodríguez se evitó un nuevo desbande y con ello aseguró la supervivencia de la novel república. Los convenció, animó, organizó, y finalmente los motivó fervorosamente a unirse y prepararse a defender la ciudad.Esta acción lo transformó en el hombre mas popular de Chile lo que finalmente seria una de las principales razones de su asesinato.
    El pueblo lo asoció al gobierno de la Junta Delegada que presidía don Luis de la Cruz, y en pocas horas Rodríguez organizó y armó un regimiento que llamó los Húsares de la Muerte. Es Manuel Rodríguez el que domina la situación y apresta la capital para resistir a los realistas, agitando al pueblo y organizando la movilización más extraordinaria. Posteriormente aparece O'Higgins herido y Rodríguez sin chistar entrega el mando, y se pone a las órdenes de O'Higgins.
    Dos semanas después, el 5 de abril de 1818, a tres leguas de la capital, en los campos de Maipú, se libró la batalla decisiva y se logró dar fin a la campaña libertadora de Chile. El 17 de abril de 1818 se celebró un cabildo abierto en el cual tomó parte Manuel Rodríguez, sosteniendo allí su opinión de que dicho cabildo debía de tomar el mando del país hasta una reunión del Congreso.
    Después de la Batalla de Chacabuco y de la Maipú, ya Chile independiente, Manuel Rodríguez ejerció algunos cargos públicos de mediana importancia y dentro del Ejército ofició el grado de coronel, siempre con la simpatía de José de San Martín, y la antipatía del director supremo O'Higgins, con lo cual comenzó su rápida declinación en el poder, lo que a la postre le costaría la vida, siendo cobardemente apresado y después asesinado.
    El dominio que Rodríguez ejercía sobre el pueblo, la amistad que lo unía a los hermanos Carrera y su carácter díscolo lo colocaron en una situación límite con el Director Supremo; Bernardo O'Higgins y éste, bajo un consejo del abogado Monteagudo, quiso alejarlo del país ofreciéndole una misión diplomática en Estados Unidos, lo que en la práctica era una deportación, puesto que sería subido a bordo vigilado y engrillado, esto ya se vislumbraba, ya que cuando O'Higgins conversó con Rodríguez sobre esto, había ya una amenaza implícita de O'Higgins que se transcribe a continuación:
    - "Rodríguez, ud. no es capaz de contener el espíritu inquieto de su genio, y con él va tal vez a colocar al Gobierno en la precisión de fusilarlo, pues que teniendo al enemigo aún dentro del país, se halla en el deber de evitar y cortar los trastornos a todo trance. Es aún Ud. joven, y madurado su talento puede ser muy útil a la Patria, mientras que hoy le es muy perjudicial, por lo tanto, será mucho mejor que Ud. se decida a pasar a Norte-América o a otra nación de Europa donde pueda dedicarse a estudiar con sosiego las nociones de su profesión, sus instituciones, etc., para lo que se le darán a Ud. tres mil pesos a su embarque para pago de transporte y mil pesos todos los años para su sostén. En cualquiera de esos puntos puede hacer servicios a su Patria, y aun cuando no estamos reconocidos, podrá dársele después credencial privada de agente de este Gobierno." Responde Rodríguez a esta abierta amenaza con el siguiente texto;"Usted ha conocido, señor Director, perfectamente, mi genio. Soy de los que creen que los gobiernos republicanos deben cambiarse cada seis meses, o cada año a lo más, para de ese modo probarnos todos, si es posible, y es tan arraigada esta idea en mí, que si fuese Director y no encontrase quien me hiciera la revolución, me la haría yo mismo. ¿No sabe que también se la traté de hacer a mis amigos los Carrera?.

    -Ya lo sé, y por ello es que quiero que se vaya fuera.

    -Bien, pues, pero póngame en libertad para prepararme.

    -No, porque marchará arrestado usted hasta ponerlo a bordo, pues estando comunicado puede hacerlo desde el arresto."
    Conversación entre Manuel Rodríguez y Bernardo O'Higgins
    O'Higgins aún sentía un cierto grado de respeto por Rodríguez, además de que contaba con la más grande popularidad del pueblo, lo que lo hacía importante políticamente.
    Un día, después de la batalla de Maipú, Rodríguez cometió una temeraria acción debido a su carácter apasionado: osó entrar a caballo en el patio del palacio de gobierno junto a una turba, para protestar violentamente por el asesinato de los hermanos Juan José y Luis Carrera ignorando completamente que O'Higgins había enviado una carta a Mendoza para indultarlos, a pesar de que se cree que dicha carta, en idioma críptico, decía todo lo contrario.
    Esto exasperó al Director Supremo, quien ordenó nuevamente su prisión en el cuartel de los Cazadores de los Andes, situado en lo que es la esquina norponiente de las calles Teatinos y San Pablo y se le siguió un proceso. Los esfuerzos de sus familiares fueron inútiles por permitir que O'Higgins desistiera del proceso.

    Muerte

    Monumento dedicado a Manuel Rodríguez, ubicado en el Parque Bustamante, Providencia, Santiago.
    El 26 de mayo de 1818, el guerrillero Manuel Rodríguez fue trasladado a la prisión militar de Quillota y a la altura del pueblo de Tiltil, específicamente en un sector llamado la Cancha del Gato, a orillas del río Lampa, fue asesinado de un tiro por la espalda por el Teniente Antonio Navarro al distraer su atención con un comentario de un ave que pasaba por el sector. Se adujo como causa de muerte, que el guerrillero intentó escapar.
    El Teniente Navarro confesaría en 1825 que Bernardo de Monteagudo le dio la orden de asesinar al patriota, este último, fue expulsado a Perú, donde sería asesinado el mismo año en que Navarro confesó.
    El 24 de agosto de 1818, don José Miguel Carrera reclamó sus restos para darles una cristiana sepultura. En el mismo sitio de aquel luctuoso suceso se erigió, en 1863 un monolito en su memoria, en que se lee la siguiente estrofa del poeta Guillermo Matta:
    ¡Jamás el héroe muere!
    En la mano que le hiere
    En página inmortal su nombre escribe,
    Y el héroe Manuel con su gloria vive.
    Los restos del héroe guerrillero fueron trasladados de Tiltil a Santiago en 1895, y presuntamente reposan en el Cementerio General.

    Literatura

    Manuel Rodríguez se convirtió tempranamente en un tema de creación literaria. Existen registros de décimas dedicadas a él en diversos periódicos populares, las llamadas liras, aparecidos en la segunda mitad del siglo XIX. Por lo que es de suponer incluso una presencia previa en las canciones folclóricas, que usaban la misma métrica de décimas, y que inspiraban estos impresos.
    Por otro lado, sin dedicarle aún una gran obra o una biografía mayor, la naciente historiografía chilena venía prestándole gran atención a Rodríguez desde mediados del mismo siglo, en textos centrados en Carrera y O'Higgins y en historias generales del periodo independentista.[cita requerida]

    Primera biografía sobre él

    El primer texto literario dedicado especialmente a su figura fue Don Manuel Rodríguez, una biografía de pocas páginas, escrita en 1854 por el poeta pipiolo Guillermo Matta, e incluida en el volumen Galería nacional, o Colección de biografías y retratos de hombres célebres de Chile. Dicho libro, en el que colaboraron los principales escritores de la época, como Domingo Faustino Sarmiento, Diego Barros Arana y Miguel Luis Amunátegui, presentaba a la ciudadanía un primer panteón de héroes nacionales. Allí, el nombre de Rodríguez acompaña a otras figuras protagónicas de la emancipación, como José de San Martín, Thomas Cochrane, O'Higgins y Carrera. En el libro también se publicó por primera vez un retrato suyo, que se transformaría, con el tiempo, en modelo de todas sus siguientes representaciones.
    La pequeña biografía de Matta, escrita en estilo romántico y literario, salpicada de alusiones a Plutarco, Lamartine y Michelet, se publicaba a 36 años de la muerte del guerrillero. El paradero de su cadáver era aún desconocido y el autor siente que todavía debe dirigirse a sus lectores pidiendo que depongan sus pasiones políticas:
    ¡Olvídense, pues, los rencores, las parcialidades vergonzosas; cesen las acusaciones injustas los ditirambos violentos; cada hombre traiga sus lauros, y donde se coloquen Freire y O'Higgins, aparezcan las figuras de Carrera, Rodríguez, Infante, Ibieta y tantos otros, formando unidos así el monumento de nuestra independencia, con toda la pureza de su gloria, con todo el resplandor de su idea!
    Guillermo Matta; "Don Manuel Rodríguez"[8]
    Por otro lado, Matta reconoce de inmediato que Rodríguez se transformará en un verdadero tópico de creación artística:
    Manuel Rodríguez es el más simpático si no el más meritorio entre todos esos hombres que circundan la época de nuestra independencia como de una brillante corona. Es quizá el único que por su abnegación, por su tipo extraño y por su clase de vida se presta a todas las creaciones de una poesía sublime y arrebatadora como la idea que representa. Rodríguez es cierto que era aventurero, pero un aventurero de genio que hubiera podido conquistar como los antiguos condottieri el anillo de un dux o el lauro de un tribuno.
    Guillermo Matta; "Don Manuel Rodríguez"[9]

    Narrativa

    • En la década de 1870s comenzaron a ser muy populares las novelas por entregas o folletines de Liborio Brieba inspiradas en las andanzas del guerrillero. Algunas de ellas fueron reunidas en el volumen Episodios nacionales en 1960. La mayoría de estas obras se volvió a publicar como libro, sobre todo durante la primera mitad del siglo XX, sumando en total más de 40 reediciones de obras relacionadas con Manuel Rodríguez. Es el caso de:
    • Los talaveras (1871, 7 reediciones como libro)
    • El capitán San Bruno (1875, 7 reediciones)
    • Manuel Rodríguez (6 reediciones)
    • Chacabuco y la libertad de Chile (5 reediciones)
    • Los favoritos de Marcó del Pont (7 reediciones)
    • Los guerrilleros insurgentes (6 reediciones)
    • Entre las nieves (4 reediciones)
    • El enviado (2 reediciones)
    • La San Bartolomé de los patriotas
    • El fin de la Patria Vieja, etc.

    Dramaturgia

    • Carlos Walker Martínez, Manuel Rodríguez: drama histórico en cuatro actos: representado por primera vez en el Teatro Municipal de Santiago el 5 de enero de 1865, bajo la dirección del primer actor i director de escena, don Juan Risso, Santiago, Impr. de la Unión Americana, 1865, 86 páginas.
    • José Lietti, Manuel Rodríguez: drama histórico y popular, escrito para el Circo Wallace, estrenado con gran éxito en Santiago en el Circo Océano el 26 de mayo de 1896, Santiago, Imprenta Santiago, 1896, 28 p.
    • Eduardo Valenzuela Olivos, Comedias para niños: Una aventura de Manuel Rodríguez. La epopeya de Iquique, Santiago, Imprenta i Enc. La Economía, 1918, 40 p.
    • Luis Enrique Délano, Manuel Rodríguez (1939).
    • Jorge Díaz, Manuel Rodríguez (1959).
    • Sergio Arrau, Un tal Manuel Rodríguez (1972).
    • Víctor Molina Neira, “Una aventura de Manuel Rodríguez”, en Alberto Blest Gana [et al.]; prólogo de Floridor Pérez, Aventuras de Manuel Rodríguez, Santiago, Publicaciones Lo Castillo, 1985, p. 111-114.
    • Víctor Molina Neira, “Un bando”, en Alberto Blest Gana [et al.]; prólogo de Floridor Pérez, Aventuras de Manuel Rodríguez, Santiago, Publicaciones Lo Castillo, 1985, p. 115-121.
    • Isidora Aguirre. Manuel Rodríguez: epopeya popular con música centrada en la vida del guerrillero, Santiago, Ediciones Clan, 1999, 84 p.
    • Marcelo Bailey, El rebelde (1999).
    • El húsar de la muerte: un espectáculo basado en las hazañas de Manuel Rodríguez (2000), del colectivo La Patogallina, obra basada en la película homónima de 1925.

    Música

    Audiovisual

    • Manuel Rodríguez (1910): dirigida por Adolfo Urzúa Rosas. Esta película se encuentra perdida. Es aparentemente uno de los dos primeros largometrajes chilenos, junto con El violín de Inés rodada ese mismo año. Fue proyectada durante las celebraciones del Centenario de la Primera Junta de Gobierno de Chile.[10]
    • Rodríguez, hijo de la rebeldía (2007): Telefilm de la serie Héroes de Canal 13 (Chile), dirigido por Cristián Galaz y con Benjamín Vicuña en el papel de Rodríguez y de Maria Elena Swett en el rol de Francisca de Paula Segura y Ruiz, representa una versión moderna, bastante cercana a la realidad, aunque de intenso dramatismo, olvidando la parte alegre de su vida, pone al actor siempre frente a situaciones de honda tristeza y melancolía. Es sin embargo, una reivindicación al verdadero aporte de Rodríguez al proceso de independencia Nacional. Este filme, por fin aleja al héroe, de intereses políticos mezquinos y lo reencuentra como el personaje histórico, que traspasa todas las barreras sociales , políticas y de cualquier índole conquistando el corazón de todos los chilenos.
    • Grandes chilenos de nuestra historia (2008): Con motivo del programa mencionado, se exhibió un documental gráfico, que incluía entrevistas a uno de los descendientes de Rodríguez, el que haciendo representación de la familia reveló detalles de la vida del hijo desconocido del patriota. Finalmente al término del programa/concurso Manuel Rodríguez resultó en quinto lugar.
    • Manuel Rodríguez, Guerrillero del Amor (2010): En 2009, Chilevisión comenzó a filmar una teleserie en torno a la figura de Manuel Rodríguez bajo la dirección de Vicente Sabatini y Cecilia Stolze, como director y productora respectivamente. La serie protagonizada por Ricardo Fernández en el rol de Rodríguez, Sofía García en el rol de Francisca de Paula Segura y Ruiz y Alfredo Castro en el del Gobernador Francisco Casimiro Marcó del Pont.[13] La serie consta de 90 capítulos que se emitieron durante el primer semestre de 2010. En la teleserie se puede advertir que se respetan algunos hechos históricos, pero abunda la ficción, principalmente en lo que respecta a los amoríos de Rodríguez con Francisca Segura, personaje totalmente desvirtuado tanto en lo social,en su origen,como en su participación en los hechos de la independencia. La teleserie desborda la historia con desmedida ficción amorosa en aras de hacer un producto comercialmente atractivo.
    • "AQUI EN PUMANQUE 2011 Documental de la realizadora Laura Cabrera Barraza. Es una obra de carácter documental histórico de 45 minutos, en el cual se explora toda la tradición oral, traspasada de padres a hijos respecto a las vivencias de Manuel Rodríguez en el pueblo de Pumanque y su relación con su amada Francisca de Paula Segura, la cual se encuentra sepultada en dicho lugar.
    OPERA ROCK "HUSAR" Durante Diciembre 2011 se estrenó en Santiago una opera rock,que relata las vivencias de Manuel Rodriguez durante la época de la independencia.Con un sonido estremecedor y una muy buena puesta en escena actoral y caracterización de los personajes históricos, como Ohigins,Carrera etc,esta obra se transforma en una poderosa herramienta al servicio de la educación para efectos de seducir al segmento joven amante del rock,y así traspasar vía la música,la historia de nuestra patria.

    Política

    Algunos movimientos políticos chilenos han adoptado el nombre de Rodríguez, entre los que se cuentan:
    • Frente Patriótico Manuel Rodríguez: * Web Oficial del FPMRMovimiento revolucionario de izquierda, que inicialmente fue el brazo armado del Partido Comunista de Chile, pero que finalmente terminó actuando autónomamente y cometiendo numerosos atentados y acciones militares en contra de la gobierno militar. Con el advenimiento de la democracia en Chile (1989), este movimiento revolucionario pierde su razón de ser tendiendo a desaparecer, en su actuación política y militar. Finalmente sus integrantes cometieron robos comunes dejando de lado sus inicios políticos. En plena democracia secuestraron a Cristián Edwards, hijo del empresario chileno Agustín Edwards.
    El nombre del grupo se inspiró en la interpretación de la figura de Rodríguez como un líder popular en contra de la opresión autoritaria de los realistas y el gobierno de O'Higgins, circunstancias que los miembros del grupo asociaron con la dictadura militar que gobernaba Chile durante los años 1980s. Este movimiento no sólo utilizó el nombre de Rodríguez, sino que también se asoció a su imagen, representada en sus banderas por la silueta de la estatua ecuestre, a todo galope, del guerrillero. Por otro lado, la agrupación editó biografías y estudios sobre su figura, sobre todo obra del escritor y cantautor Patricio Manns.

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