Entre el desorden callejero y la amenaza nuclear




Entre el desorden callejero y la amenaza nuclear
Finalizando el año, los comentaristas que durante su transcurso se han esforzado por reflejar la cambiante actualidad suelen caer en dos tentaciones. Una es recordar los más destacados acontecimientos del año que concluye. Otra opción es anticipar algo de lo que el nuevo año pueda traer consigo. Incurriré en ambas tentaciones.
La calificación que, a mi juicio, mejor refleja la característica más peculiar y destacada del año 2011 es la que el pasado 29 de agosto encabezaba la columna de Gideon Rachman en Financial Times: "2011, el año de la indignación global". Solo hago mención del título y no del resto del artículo, porque éste concluía alabando lo que el autor denominaba "chocante excepción" de EE.UU., esa "cultura política americana" que les hace preferible expresar sus opiniones en los medios de comunicación o en las urnas, y "no mediante el desorden callejero". Ni siquiera había transcurrido un mes cuando el auge del movimiento popular Occupy Wall Street había desbaratado la benévola opinión del acreditado periodista británico sobre los hábitos políticos del pueblo estadounidense.
Ciertamente, 2011 ha sido el año en que muchos pueblos han expresado, abiertamente y a riesgo de su vida en algunos casos, su exigencia de una mayor libertad personal y política, su irritación con los sistemas dictatoriales y opresores, pero también con los que, nominalmente democráticos, eran vistos como lejanos y desvinculados de sus preocupaciones más inmediatas.
Ya el 4 de enero, recién comenzado el año, la inmolación de un tunecino desesperado ante las estrecheces de su vida desencadenó la "primavera árabe" que incendió su país y extendió el fuego a Egipto, Libia, Bahréin, Siria, Yemen, etc., sin que pueda asegurarse que el incendio esté controlado. Otro tipo de protestas, menos violentas y más elaboradas, añadió al vocabulario político una palabra hispana, "indignado", en la ya amplia aportación de nuestro idioma a la cultura lingüística universal: guerrilla, junta, conquistador, caudillo, político, pronunciamiento, etc. Revueltas populares que alcanzaron con distintas intensidades y motivos a Atenas, Madrid, Londres y Roma, sin olvidar Chile o Israel. China e India han visto también brotes de descontento popular propiciados por la falta de oportunidades de una juventud desesperanzada.
Dejemos atrás, pues, el año 2011, señalado como un año de rebeldías populares que algunos asemejan a anteriores fechas históricas -1848, 1968 o 1989-, lo que solo el paso del tiempo podrá confirmar, y abramos la ventana que nos ofrece 2012. Las mismas incertidumbres que hoy nos preocupan seguirán presentes el próximo 1 de enero. Nada tiene de mágica esa fecha que permita hacerse ilusiones que hoy nos están vedadas. Pero entre esas incertidumbres me atrevo a poner una de relieve, por el peligro objetivo que encierra y porque otras, más visibles, parecen ocultarla.
Una vieja y comprobada ley de la táctica militar aconseja que, frente a las diversas hipótesis sobre el enemigo que un general debe considerar, decida la maniobra a efectuar en función de la hipótesis más probable, pero organice su seguridad en función de la más peligrosa.
Pues bien, considero que la hipótesis más peligrosa que la humanidad afronta al comenzar 2011 es la de un ataque contra Irán, planeado y ejecutado por Israel y EE.UU., y con la aquiescencia de otras potencias occidentales y orientales, con el fin de aniquilar las infraestructuras de la industria nuclear iraní. Hay sobradas pruebas de una guerra oculta, ya iniciada, que se revela en ataques cibernéticos, apoyo armado a la oposición, asesinatos de personas significadas en el desarrollo nuclear e incluso campañas de desprestigio. Entre éstas, la más señalada ha sido la atribución a Irán del supuesto intento de asesinato del embajador saudí en Washington.
También contribuyen a mantener vivas las brasas capaces de avivar el incendio las sanciones económicas -que provocaron el asalto a la embajada británica en Teherán- y algunos incidentes, como el derribo de un avión espía de EE.UU. en territorio iraní. Algunas declaraciones públicas de dirigentes israelíes, que aparentan tomar en serio las bravatas del alucinado presidente Ahmadineyad para justificar sus agresivos planes, también empeoran la situación.
Pero el hecho es que Irán es un país que en 200 años no ha invadido a ningún vecino, mientras que Israel y EE.UU. sí lo han hecho, a un ritmo medio de una invasión por año en la última década. Si además se tiene en cuenta que Irán está rodeado de países dotados de armas nucleares, todo indica que el recurso a la violencia para ahogar su programa nuclear solo traerá gravísimas consecuencias, tanto para los países de la zona, a los que una guerra total sumiría en el caos, como para la economía mundial, privada de una sustancial parte de sus recursos energéticos. Hay guerras en las que se entra "sin querer", como ocurrió con la 1ª G.M. y en la última invasión de Iraq, por una sucesión de encadenamientos absurdos, juicios erróneos y decisiones irracionales. Esperemos que 2012 no traiga consigo un nuevo brote de esta enfermedad humana.
Publicado en CEIPAZ el 24 de diciembre de 2011
Remitente: alberto_piris.2011/12/27

2011/12/23 10:48:27.581 GMT+1

Sucesión dinástica en Corea del Norte

Como no podía menos de suceder, los pormenores de la muerte de Kim II de Corea, el "Amado líder" (Kim Jong-il), y de la entronización de su hijo y heredero Kim III, el "Gran sucesor" (Kim Jong-un,) han estado rodeados de incertidumbre, como mucho de lo que sucede en esa impenetrable monarquía comunista en que se ha convertido Corea del Norte, por otro nombre conocida como República Democrática Popular de Corea. Fallecido de un ataque al corazón a bordo de un tren en el que viajaba con destino no precisado, la información sobre el fin del segundo miembro de la dinastía se mantuvo oculta durante dos días, sin que los supuestamente poderosos medios de espionaje e indagación occidentales hubieran podido detectar anomalía alguna en el diario acontecer del país.
Como en las tradicionales intrigas sucesorias que describe con detalle la Historia de muchos países europeos, la transición de Kim II a Kim III no está exenta de tensiones, de las que seguramente se filtrarán detalles en las próximas semanas. Entre los actores de las previsibles maniobras palaciegas que se producirán tras el fallecimiento del anterior titular del poder y la sucesión hereditaria establecida por él, ocupa posición destacada un tío del nuevo presidente: Chang Song-taek. Casado con la hermana del fallecido Jong-il, ha ostentando cargos de la máxima responsabilidad con el anterior dictador y tácitamente, por lo que puede saberse, había sido investido por él con poderes similares a los de un regente, en tanto que el hijo designado como heredero se asentaba sólidamente en el críptico entramado político-militar del país.
La muerte de Jong-il ha interrumpido el proceso de reforzar la presencia de su hijo en el escalafón del poder coreano. Algunos analistas que han escudriñado las rendijas de ese poder, no dudan en recordar que el fundador de la dinastía y creador de la actual Corea del Norte (Kim Il-sung, el "Gran líder", nombrado Presidente Eterno de la República), actuó con astucia y habilidad: creó en primer lugar un ejército a su medida; fabricó después un Estado a la medida del ejército y, por último, inventó un partido político (el Partido de los Trabajadores de Corea) para que sostuviera formalmente la estructura general de país.
Kim Jong-un, a diferencia de su padre, carece de ascendiente sobre las fuerzas armadas, el verdadero poder en Corea del Norte. Poder cuyo núcleo es el poderoso Comité de Defensa Nacional, que controla las armas nucleares y cuya presidencia ha quedado vacante por la muerte del Jong-il. El segundo puesto está ocupado por Chang Son-taek, el más influyente de los cuatro vicepresidentes, lo que le convirtió, ya en vida del fallecido dictador, en el número dos del régimen. El sucesor, Kim III, solo fue nombrado en 2010 (cuando su padre empezó a promocionarle) vicepresidente del Comité Militar Central, un órgano del Partido Comunista que decide sobre las cuestiones militares en general, pero de menos relevancia que el anterior.
El joven e inexperto Kim III tendrá que abrirse camino por su cuenta, para buscar su lugar en una estructura de poder bien establecida y protegida. Es casi seguro que Chang instale en ella a sus más fieles colaboradores, de los que carece todavía el hijo del "Amado líder", cuya educación en Suiza y sus costumbres algo occidentalizadas no reforzarán su prestigio ante los altos mandos militares ni ante los cuadros del Partido de los Trabajadores.
A no muy largo plazo se adivina un forcejeo entre Kim III y Chang. No se descarta que aquél se vea inclinado (o se sienta empujado por algunos) a rechazar la influencia de su tío y tutor, y a ejercer el poder por su propia cuenta. Chang, por su lado, podría intentar aprovechar su prolongada y profunda experiencia en el puente de mando de la República para configurar las estructuras del poder según sus propios designios y erigirse en el verdadero sucesor de Kim II. Las raíces del conflicto están a la vista, aunque la realidad actual permanezca oculta.
El eje de la cuestión estará en el dilema -cuyo planteamiento es hoy de difícil concreción, incluso para los analistas mejor informados- de si los que hoy ejercen el verdadero poder salvaguardarán mejor sus intereses de grupo utilizando a Kim III como mascarón de proa, o haciéndose directamente con el timón del Estado y dejando de lado a quien el único mérito que podía atribuirse para gobernar en solitario tan insólita nación es el de ser hijo de su padre.
Dado que esta condición es precisamente la esencia de toda monarquía, por democrática que intente aparecer, y teniendo presentes pasadas vicisitudes de la Historia de España, no es superfluo recordar, a quienes hoy observan con desdén las exageradas muestras de duelo que los coreanos exhiben por quien les ha mantenido en una extrema situación de aislamiento y semiesclavitud, sin dar muestras de indignación por ello, que nuestros abuelos recibieron al abyecto rey Fernando VII (a quien unos llamaron "El deseado" y otros "El felón") al grito de ¡Vivan las caenas!, y se uncieron a los arneses del carruaje que conducía al vil monarca a su palacio madrileño. Son muy pocos los pueblos que prefieren morir de pie a vivir de rodillas.
República de las ideas, 23 de diciembrte de 2011
alberto_piris.2011/12/23

2011/12/19 15:11:55.010 GMT+1

El sombrío futuro iraquí

Con pocas esperanzas de paz y estabilidad contemplan los iraquíes las últimas fases de la retirada estadounidense del país, de acuerdo con el tratado bilateral que en 2008 estableció el final de la ocupación aliada. La seguridad pública deja mucho que desear; los servicios básicos escasean o son inexistentes en algunas zonas y la situación política no suscita entusiasmo alguno.
Cuando el Gobierno de Maliki se halla casi a la mitad de la legislatura, los miembros de la coalición no han logrado ponerse de acuerdo sobre los nombramientos para las carteras de Defensa, Interior y Seguridad, y para la dirección del Servicio de Inteligencia. Aunque la Constitución no exige proporcionalidad entre las diversas etnias y religiones del país para cubrir los puestos de máxima responsabilidad política, los críticos ministerios de Defensa e Interior siguen sin ser cubiertos.
Los conflictos económicos, sociales, militares y de seguridad que aquejan a Iraq no solo deben ser abordados desde los factores políticos habituales en cualquier Estado del siglo XXI, sino que en Oriente Medio se requiere tener además en consideración el hecho de que hay unos musulmanes -los chiíes- que rechazan la legitimidad de los tres primeros califas islámicos, porque creen firmemente que su designación como tales violó la voluntad de Mahoma, que deseaba ser sucedido por su yerno Alí, el marido de su hija Fátima. Es así como una cuestión hereditaria de raíz religiosa, que surgió en el siglo VII de nuestra era, se ha convertido hoy en factor esencial para cualquier decisión a adoptar dentro de la comunidad islámica, ese vasto conglomerado de Estados que siguen las enseñanzas del Profeta, que engloba a más de 1300 millones de habitantes y se extiende desde el Atlántico al Pacífico.
¿Podríamos imaginar la complejidad política del mundo occidental de hoy si dentro de él, como ocurrió en el pasado, cada Estado debiera definir su posición, por ejemplo, ante el dogma cristiano de la Trinidad o defender con las armas sus creencias respecto a la naturaleza, divina o humana, del fundador de su religión? ¿O si el acuerdo o la divergencia sobre la presencia real de una divinidad en la llamada "eucaristía" condicionara las alianzas, enfrentamientos y acuerdos entre los países europeos y americanos? Pues esa es la complicación adicional que la división islámica entre chiismo y sunismo impone a la dinámica política de muchos Estados. Los países donde el chiismo es mayoritario son pocos, pero de crítica importancia; entre ellos se cuentan Irak, Irán y Líbano, de evidente protagonismo en los conflictos que aquejan al mundo de hoy.
Los suníes iraquíes, que gozaron de un claro predominio durante la dictadura de Sadam Husein, pese a ser minoritarios en el país, muestran ahora tendencias centrífugas frente al Gobierno chií de Bagdad. Habitan predominantemente en las provincias occidentales, donde se han dado ya los primeros pasos hacia una mayor autonomía. Sus dirigentes se quejan de que el intenso proceso de "desbaazificación" (persecución de los miembros del partido Baaz, que gobernó con Sadam Husein), llevado a cabo por EE.UU. tras la invasión, les dejó en situación de inferioridad y les relegó a un plano secundario del que solo podrían salir si se implantara una estructura federal, con vías a una futura independencia como la que prácticamente poseen los kurdos del norte del país.
Mientras los dirigentes suníes esperan mejorar la condición de su pueblo relajando los vínculos que les someten a Bagdad, el Gobierno agita el temor a un golpe de Estado suní cuando las tropas estadounidenses abandonen definitivamente el país. Insiste en que hay peligro de luchas internas y derramamiento de sangre a causa del recrudecimiento de la violencia sectaria, como sucedió entre 2006 y 2007, y acusa a los seguidores del Baaz de crear focos de inestabilidad en las provincias de mayoría suní, lo que agravaría la conflictividad del resto del país.
Conflictividad que se complicaría con la inestabilidad que padece la nación kurda, por la disputa en torno a los recursos petrolíferos de la región y la delimitación fronteriza entre el territorio autónomo kurdo y el controlado desde Bagdad. En algunas ciudades, como Kirkuk y Nínive, situadas fuera del ámbito autonómico kurdo, conviven difícilmente suníes y kurdos. Ambas partes desearían mantener la presencia militar estadounidense en la zona, y crece el temor a que un aumento de las tendencias separatistas en las provincias occidentales suníes podría conducir a situaciones extremas de guerra civil.
Esta es la situación en que se encuentra ahora Iraq, tras la larga y cruenta guerra impuesta por Washington y agravada en el interior por la proliferación del terrorismo, residuo todo ello de la iluminada intervención bélica del profeta Bush y su círculo de asesores y colaboradores, en su empeño por evangelizar democráticamente a unos pueblos de los que ignoraban casi todo.
República de las ideas, 16 de diciembre de 2011
Remitente: alberto_piris.2011/12/19

Ha sido un poeta granadino -Luis García Montero-, y no un economista, quien ha atinado describiendo la situación con estas palabras: "El capitalismo ha puesto en marcha una verdadera revolución de los ricos contra los pobres, de los mercados contra la soberanía cívica. No tomar conciencia de lo que está en juego significa renunciar para sie
mpre al Estado, a la política y a la democracia".

Grave
diagnóstico que suscribo en su totalidad.

Alberto Piris ( General de Artilleria )
Velázquez, 14, 3º dcha. 28001 Madrid I Tel: 91 426 15 55 I 


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