EL LISANDRO ALZADO: ¡PATRIA SI COLONIA NO ! por jorge ubertalli

EL LISANDRO ALZADO: ¡ PATRIA SI, COLONIA NO! diario Diagonales, La Plata- 15/1/11 Por Jorge Luis Ubertalli Aquella madrugada de enero, el blindado se arrimó al portón del frigorífico como una topadora que habría de derrumbar a un rancho destartalado. Del lado de afuera, los sherman del ejército, los patrulleros y los 22 omnibus transportando a unos 2 mil policías. Adentro, pueblo alzado, laburantes de pie, familias enteras con chicos y viejos cantando el Himno en el patio y preparándose para el combate desigual, que duró cinco horas. La planta fue tomada pero el corazón de los alzados y el barrio, con ochavas, piedras, recuerdos y todo, siguió en pie de lucha. Fue la patriada de los trabajadores del Frigorífico Lisandro de la Torre, que se opusieron a su privatización, promulgada por una legislatura gorila y revanchista y refrendada por el entonces presidente Arturo Frondizi. Esos trabajadores que nunca levantaron la huelga... A poco de botarse los barcos frigoríficos que exportarían carne congelada a Europa, los ingleses se adueñaron de la industria de la carne en nuestro país. Entre 1909 y 1927 y en el marco de la “guerra de las carnes”, los yanquis se hicieron entonces del botín, controlando el 70% de la industria, y relegando a los ingleses a un 20%, quedando el 10% restante en manos de capitales locales. Fue entonces en 1923 cuando Marcelo T. de Alvear fundó un frigorífico nacional a fin de terciar en la guerra norteamericano-británica por las carnes argentinas. Siete años mas tarde, mientras se llevaba a cabo el golpe cívico – militar que derrocaba a Hipólito Yrigoyen, la Sociedad Rural presentó un denominado “Plan Orgánico de Defensa Ganadera”, que una vez arribado el probritánico general Justo al gobierno en 1932, se puso en marcha a través de la Junta Nacional de Carnes . Esta repartición, a través de un ente compartido con la Municipalidad de Buenos Aires, administró el Frigorífico Lisandro de la Torre, ubicado en el barrio de Mataderos de Capital Federal, hasta arribada la década del 40. Denominado así por el general Perón durante su primer mandato y como homenaje a Lisandro de la Torre, político demócrata progresista santafesino, quien había denunciado en el senado y en 1935 los enjuagues delictuosos existentes entre funcionarios conservadores y los frigoríficos británicos, y que se suicidó el 5 de enero de 1939 corroído por el asco y la tristeza, el frigorífico pasó a ser uno de los mas importantes del país. Ya intervenida por el gobierno peronista la Junta Nacional de Carnes y la Corporación Argentina de Productores de Carnes (CAP), entidad mixta controlada por la oligarquía ganadera, se le adjudicó al emprendimiento cárnico de Mataderos, en manos del Estado, el rol de fijador de precios y principal abastecedor de carnes al mercado interno de Capital Federal y el conurbano bonaerense. La empresa, que faenaba 1.500.000 kilos de carne vacuna, ovina y porcina diarias, también regulaba a todos los demás frigoríficos y permitía al Estado recuperar gran cantidad de divisas provenientes de su cuota de exportación. Bajo la atenta mirada de sus trabajadores, con experiencia combativa ya demostrada en 1948 y 1956, prestos a defenderlo, los grupos económicos privados que intrigaban para hacerse del botín frigorífico fueron derrotados uno a uno. Sin embargo, luego de la Revolución “fusiladora” Libertadora y de la traición de un presidente presionado por militares al servicio del imperio del norte y sus aliados-competidores europeos, se les entregaría a las fieras del capitalismo privado la carne que los haría eructar de hartazgo y satisfacción. Pactos, traiciones y planes de entrega Luego de la fusiladora y en el marco de la Resistencia Peronista; proscripto el peronismo de la vida nacional- al igual que el comunismo- e imposibilitados de presentarse a elecciones los candidatos del movimiento mayoritario, los enviados de Perón y Frondizi, John William Cooke y Rogelio Frigerio, respectivamente, sellaron un pacto mediante el cual Frondizi recibiría los votos del peronismo en las elecciones de 1958 si aquel se comprometía a cumplir 14 puntos, entre los que se incluían el fin de la proscripción del peronismo, la amnistía a los luchadores encarcelados durante la Resistencia y la devolución de los sindicatos a los trabajadores. Así, con los votos peronistas- de los cuales 900.000 votaron en blanco-ordenados por Perón, Frondizi ganó las elecciones y asumió el gobierno, que detentaba de facto el general Pedro E. Aramburu, el 1 de mayo de 1958. A poco de gobernar y presionado por los uniformados de las tres armas y el imperialismo, el flamante presidente comenzó a incumplir lo pactado, lo que provocó una reacción popular. En ese marco y en diciembre de 1958, bajo los auspicios del Fondo Monetario Internacional (FMI), del cual recibió un “préstamo”, Frondizi anunció un “Plan de Estabilización”, que incluyó una industrialización basada en el capital extranjero, el congelamiento de los salarios, la liberalización del mercado cambiario, la devaluación del peso, rebajas impositivas para la radicación de capitales foráneos, suspensión del control de precios, cesantías de trabajadores estatales y…privatizaciones. Así se llegó al 15 de enero de 1959, cuando se anunció oficialmente el paso a manos de la CAP del Frigorífico Lisandro de la Torre. La respuesta de los trabajadores y del barrio de Mataderos no se haría esperar. En el Lisandro tallaba un Sindicato Autónomo, cuyo secretario general era el militante y resistente peronista Sebastián Borro, elegido el 7 de diciembre de ese año, acompañado de delegados gremiales del peronismo combativo y comunistas. Ya el 10 de enero, cuando se conoció la intención oficial de privatizar la empresa, 2.000 obreros de la misma se manifestaron frente al Congreso, mientras Borro y otros delegados se reunían con el presidente de la Cámara Baja, Héctor Gómez Machado, para pedirle una entrevista con Frondizi, que no consiguieron. Cinco días más tarde, cuando se sancionó la ley de privatización, Frondizi sí recibió a los trabajadores, pero se negó a vetar la pieza legal entreguista. Los obreros, entonces, tomaron la planta. Ocho mil hormigas de overoll blanco o azul se movieron de un lado a otro organizando la resistencia: unos mantenían encendidas las calderas para lanzar agua caliente a los represores cuando osaran ingresar a la planta; otros se preparaban para soltar la hacienda a fin de entorpecer la acción de los invasores uniformados; otros se encargaban de organizar al barrio para gestar la retaguardia y logística de los ocupantes de “su” fábrica. Entre ellos estaba Jorge Di Pascuale, luego secretario general del Sindicato de Empleados de Farmacia y miembro de la Mesa Nacional del Peronismo de Base, secuestrado desaparecido en 1976; Gustavo Rearte, dirigente del Sindicato de Jaboneros del Oeste, mas tarde fundador del Movimiento Revolucionario 17 de Octubre (MR17) y, junto con Di Pascuale, del Peronismo Revolucionario; Envar “Cacho” El Kadre, miembro de dirección original de las Fuerzas Armadas Peronistas(FAP) en 1968; Avelino Fernández, dirigente histórico del gremialismo combativo de la Unión Obrera Metalúrgica( UOM) y otros. En la tarde del día siguiente, Frondizi envió a dialogar con los huelguistas al jefe de la Policía Federal, coronel Niceto Vega, quien los conminó a desalojar la planta y a aceptar un plan de administración mixta del establecimiento que fue rechazado. Ese mismo día, el ministro de Trabajo, Alfredo Allende, declaró ilegal la medida de fuerza. El 17 a la madrugada, tres tanques del Ejército y fuerzas policiales llegaron hasta el frigorífico en pie de guerra. Un tanque derribó el portón de entrada, siendo hostigado desde los techos por piedras y otros objetos lanzados por los defensores de la planta, que no lograron arrear la hacienda que impediría la irrupción de la horda uniformada ni hacer funcionar las mangueras con chorros de agua caliente. En los patios, miles de trabajadores y sus familias cantaban el Himno. Luego de cinco horas, el frigorífico fue tomado por las fuerzas represivas. Pero la huelga no se levantó. Los compañeros de los frigoríficos Swift y Armour se plegaron a ella, los trabajadores de Pirelli (neumáticos) y Federal (jabón), fábricas de la zona, se solidarizaron con los obreros de la carne. Las 62 organizaciones lanzaron una huelga general que, ante la detención de sus dirigentes y la traición del secretario del gremio, Eleuterio Cardozo, y del vandorismo, fue levantada el 21 de enero. El gobierno mandó detener a John William Cooke, Susana Valle y Felipe Vallese, entre otros dirigentes y militantes gremiales, y declaró zona militar a las ciudades de La Plata, Berisso y Ensenada, baluartes de los obreros de la carne del sur. Hubo 9 heridos y 95 detenidos, y las calles de Mataderos se convirtieron por varios días en territorio liberado por los vecinos. Cortes de luz, levantamiento de adoquines para formar barricadas, lanzamiento de piedras sobre las patrullas policiales desde los techos de las viviendas en horas de la noche y a oscuras, cierre de comercios y establecimientos, cubiertas de ómnibus incendiadas, clavos miguelitos y otras armas de inventiva popular fueron utilizadas para parar la embestida represiva. Los obreros del frigorífico, con Borro a la cabeza, aunque encarcelado mas tarde, y sufriendo 5000 cesanteados, nunca levantaron la huelga…. Testimonios y proyecciones “Avanzan los tanques. Estábamos colgados de los portones, porque un poco por la bronca y otro poco por la inconsciencia, lo que pensamos es que iban a meter la arremetida pero que lo iban a parar al tanque”- testimonió en su momento Ricardo Barco, delegado comunista del Lisandro. “Cuando el portón pegó el cimbronazo, yo pasé por encima de los árboles y fui a caer a un cantero allá como a cinco o seis metros…Y todavía allí cayeron otros…En medio de eso, que el tanque entra, avanza, la gente se da vuelta, se para en el mástil y empieza a cantar el Himno Nacional… No hay palabras para decir lo que siente uno en ese momento…”. “ Según mi viejo, los trabajadores habían elaborado un proyecto cooperativo para administrar el frigorífico, pero Frondizi no lo consideró y se fue con el ‘logro’ de la privatización a Estados Unidos, donde dijo que en la Argentina mandaba él y no los gremios”- narró a este autor Ricardo Borro, 61 años, hijo de don Sebastián y compañero. “ Cuando mi viejo fue a hablar con Frondizi, el presidente de la CAP, Busquet Sena le ofreció un cheque en blanco…¡quería comprar a mi viejo el h…de p…!”. También contó Ricardo que el jefe de policía, Niceto Vega, cuestionaba que en el cuerpo de delegados hubiese socialistas y comunistas, a lo que “mi viejo le contestó que la lista era pluralista y ahí a los delegados los elegían los trabajadores”. “Mi viejo habló por radio Rivadavia. Entre las cosas que dijo remarcó que la lucha contra la privatización del frigorífico no era sólo por los puestos de trabajo o aumento de salarios sino por la soberanía nacional”. “Patria si, colonia no” tradujo aquel viejo que falleció un 17 de julio de hace pocos años con 83 cumplidos, en aquella radio que, por emitir su voz, fue acallada por un mes. Artífice, junto a otros queridos compañeros, del alzamiento del Lisandro. Recuadro Ante la proclama de la huelga en el frigorífico Lisandro de la Torre, el Comando Nacional de la Resistencia Peronista, a través de John William Cooke, nacido en La Plata, forjado en la Resistencia y fundador del Peronismo Revolucionario, declaraba: “Los agentes del imperialismo, desde los cargos oficiales, utilizan el monopolio de la propaganda para atribuir a la huelga general los móviles mas aviesos y las complicidades mas absurdas…Esta huelga es política, en el sentido de que obedece a móviles mas amplios y trascendentes que un aumento de salarios o la fijación de una jornada laboral…Aquí se lucha por el futuro de la clase trabajadora y por el futuro de la nación. Los obreros argentinos no desean ver su patria sumida en la indignidad colonial, juguete de los designios de los imperialismos en lucha”.

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