el cuento de la libertad de prensa por JUAN D. PERON
El Cuento de la Libertad de Prensa
En
el mundo hay sólo dos grandes cadenas de diarios, revistas y órganos
publicitarios diversos: las que responden a la tendencia occidental,
dirigidos, manejados y financiados desde la “Sociedad Interamericana de
Prensa” (S.I.P.) con sede en Nueva York, y los diarios rusos que
funcionan detrás de la cortina europea y la cortina asiática. Los rusos
manejan todo desde Moscú por órganos oficiales de la propaganda. Los
occidentales, en cambio, simulan hacerlo con empresas privadas,
de acuerdo con los principios que simulan sostener pero, los perros son
los mismos, aunque varíen los collares. Escapan a estas agrupaciones
regimentadas, por uno u otro sistema, los diarios ingleses que, como su
Gobierno, están algunas veces con Washington y otras con Moscú.
Los
órganos independientes que en pequeño número funcionan en algunos
países deben vivir muy aleatoriamente, desde que las grandes cadenas les
hacen una guerra ruinosa de avisadores, hasta conseguir su ruina
económica. El sistema es fácil, mediante los grandes órganos que
realizan el boicot a las empresas comerciales y particulares, que avisan
en los diarios de la “Lista Negra”. Así se va consiguiendo una unanimidad para que todos los “órganos de opinión” respondan a la “voz del amo”. A esto se le llama ahora “libertad de prensa”.
Si
algún mandatario, en uso de su derecho que no se le niega a estos
empresarios de la falsedad, se decide a tener sus propios órganos de
opinión o tomar medidas en defensa de los intereses nacionales
limitando la licencia y la procacidad de los “órganos encadenados”,
mediante una censura apropiada, entonces todas las Agencias de Noticias
también encadenadas, comienzan a cursar despachos con “noticias” en los
que se tendrá buen cuidado de decir que se trata de un “dictador” y que
el régimen es “totalitario” o “antidemocrático”.
Yo nunca he dado crédito y menos me he tragado las “fritadas” preparadas en los despachos de los servicios de inteligencia y propaganda
de los distintos organismos que dirigen estas actividades y jamás,
cuando ejercí el Gobierno, me dejé impresionar por estas supercherías.
Por eso he tenido el honor de contarme entre los “totalitarios”.
La
influencia que a principios del siglo adquirió la publicidad ha sido
decisiva para su utilización en la política internacional.
El prestigio de los antiguos diarios veraces y difusores del bien, aprovechado por aventureros y traficantes, sufrió la suerte consiguiente. La opinión no pudo haber escapado a la terrible deformación de todos los valores
que ha caracterizado a nuestro tiempo. Hoy, no es secreto para nadie,
que muchos consorcios y cadenas de diarios no son sino empresas
comerciales, que venden papel impreso como se venden cosméticos o
artículos de ferretería.
Antes
los diarios pobres pero honrados, se elevaron moralmente con su
información leal y su prédica honorable. Cuando apareció la publicidad
fueron poco a poco envileciendo su primitiva posición para servir los
móviles de sus avisadores y su propaganda. Convertidos así en un vulgar comercio, los diarios degeneraron paulatinamente hacia verdaderos monopolios.
Hoy no hay quien no utilice la publicidad para fines propagandísticos,
con resultados variables. Pero los imperialismos sustentan algo más
serio que la simple publicidad. A ellos no les es suficiente publicar un
aviso para vender su artículo, sino que deben imponerlo a toda costa,
y para eso, no es suficiente avisar. Por eso los Estados Unidos han
creado todo un servicio publicitario, disfrazado con diversos nombres y
siglas. Este servicio comprende toda una organización que involucra
al que hace o inventa la noticia, la estudia, la explota, la depura, la
distribuye y la reproduce. Es claro que todo este organismo, que
comprende las llamadas “fuentes de información” y “empresas
internacionales de noticias” obra sin un designio preconcebido que se
imparte como objetivo desde un lugar
central que dirige y comanda al grupo.
Si
desde un diario se puede hacer un chantaje a una persona, desde esta
organización se lo puede hacer a toda una nación. Por este medio se
puede llevar al descrédito a un Gobierno y a un pueblo entero a la
guerra. Algunas de estas empresas internacionales pertenecen o trabajan para los servicios de espionaje de los países que, mediante el zarandeo arbitrario de la “libertad de información” y “acceso a las fuentes de información”, abren el camino a la actuación de numerosos agentes y espías, asegurándoles un cierto grado de impunidad.
La
libertad de prensa, motivo de intensa campaña, no presupone defensa de
principio sino una verdadera agitación internacional dirigida a imponer
una forma de influir en la opinión por los medios publicitarios al
servicio de las empresas y países que la costean.
Cuando
se habla de “opiniones independientes” de los “grandes diarios” con
insistencia sospechosa en numerosos órganos de distintos países, puede
individualizarse perfectamente la organización del monopolio que abarca
el “trust” de publicidad dirigido por las grandes centrales de los
países. Los congresos internacionales de editores, no son otra cosa que
reuniones “sui generis” de directorio o de empleados que van a esas centrales a recibir instrucciones. El Pueblo les ha llamado con propiedad “la voz del amo” o “los diarios encadenados”.
No
es tampoco un secreto para nadie que, en diversos países, se editan
diarios “independientes” dirigidos y administrados en el exterior que,
cuando tienen un contratiempo en un país, las protestas se producen a
4.000 kilómetros de distancia. Todo esto no es nuevo ni debe movernos a
perplejidad, porque es un episodio más de la lucha política
internacional, accionando “subterráneamente” pero movida por manos
irresponsables.
En
su mayoría, estos diarios que invocan aquí y allá a la opinión pública,
no la representa en manera alguna. Pretenden encaminar a esa opinión
hacia los intereses u objetivos que defienden, no siempre confesables,
lo que les obliga a ocultarse tras el engaño que invocan.
Las campañas sincronizadas a base de noticias fabricadas, calumnias inauditas y falseadas de a puño,
no son en manera alguna peligrosas para nadie pues los pueblos han
llegado a descubrir la verdad a través de la mentira. Pero esos diarios
tendrán su castigo, pues si alguna vez dicen la verdad, nadie se la va a
creer.
Todo
este armatoste civil se utiliza también desde los organismos de
defensa. Los órganos que dirigen la guerra, como los comandos que la
conducen, poseen oficinas especiales dedicadas al aprovechamiento de
todo material informativo. A esos organismos llegan las informaciones
más diversas, por los medios más heterogéneos y de las más variadas
fuentes. Su misión consiste en recibirlas, depurarlas, confirmarlas y
aprovecharlas. El aprovechamiento es función del Servicio de
Inteligencia. Toda noticia debe ser explotada en la propaganda,
contrapropaganda, provocación, espionaje, etc.
En
esas tareas de guerra, la verdad es suplantada por la necesidad de
servir directa o indirectamente al objetivo que se persigue. Las
noticias, informaciones o comunicados que emergen de la dirección de la
guerra o de los comandos de la conducción, contienen sólo la verdad que conviene,
a la que se agrega lo que interesa a los fines de la mejor conducción.
Para que estas tareas puedan ejecutarse congruentemente, es menester una
absoluta centralización de estos servicios. Las grandes
centrales de información son las únicas técnicamente habilitadas para la
explotación integral de la noticia.
En
la larga etapa guerrera que va desde 1914 hasta nuestros días, la
técnica militar de la información pasó de los organismos castrenses a
las organizaciones civiles. Es así que, las antiguas agencias de
noticias pasaron a ser verdaderas centrales de información,
convirtiéndolas en organismos estatales o subvencionados, generalmente
integrantes de los “servicios de inteligencia”. Por eso también “disfrazados de periodistas” actúan en el mundo un sinnúmero de agentes de espionaje y provocación de esos servicios.
La lucha por el “libre acceso a las fuentes de información” no es sino el intento de facilitar el espionaje con un cierto grado de impunidad,
en cumplimiento de misiones establecidas en los respectivos “planes de
búsqueda”. La asimilación de los métodos militares a las actividades de
la información civil, por influencia del permanente estado de guerra ha
sido tal que, en la actualidad, no existe agencia informativa que actúe
fuera de la influencia y de la técnica antes mencionadas.
Por
eso los órganos publicitarios de todos los países servidos por esas
“agencias”, consciente o inconscientemente, no son otra cosa que agentes del servicio de inteligencia de los diversos centros activos de la dirección de la guerra.
Cada
país, interesado en el mejor cumplimiento de sus tareas, ha llegado a
poseer sus propios servicios internacionales de información y difusión.
Mediante ellos libra en lo político, en lo económico y en lo militar la
lucha en el campo publicitario. Los países que no poseen tales servicios
están indefensos e inermes en esa lucha.
Por eso cuando hablamos de organismos que en el orden mundial distorsionan y falsifican la información para engañar a los pueblos, controlando y dirigiendo las noticias desde conocidos centros internacionales, utilizando centrales periodísticas que “cocinan” información en función de intereses,
no decimos nada nuevo ni desconocido. Mencionamos sólo una técnica y
señalamos un procedimiento cuyas consecuencias sufrimos en nuestros
países y en el resto del mundo servido por esas “agencias”.-
“Los Vendepatria”
Juan Domingo Perón
Editorial Línea Dura
En el exilio, año 1957
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